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Papa Francisco concluye gira por Asia, despedido por millones

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que el Vaticano recibió la cifra oficial de las autoridades locales y que fue un récord, superando los 5 millones de fieles que acudieron a la misa ofrecida por san Juan Pablo II en el mismo parque en 1995.

MANILA. El Papa Francisco voló de regreso al Vaticano tras un viaje de una semana por Asia, donde hizo un llamamiento a la unidad en Sri Lanka tras la guerra civil, pidió a los filipinos que sean "misioneros de la fe" en el continente más poblado del mundo y batió un récord de asistencia a su última misa en la capital filipina.

El presidente del país, Benigno Aquino III, líderes de la iglesia y 400 niños de la calle gritando "Papa Francisco te queremos", despidieron al pontífice en una base aérea de Manila donde, cargando con una bolsa de viaje negra, embarcó en un avión rumbo a Roma. De pie en la parte superior de las escaleras de acceso, saludó a la multitud, inclinó ligeramente la cabeza y luego entró en la aeronave.

Cientos de miles de filipinos salieron a las calles de Manila ondeando banderas para ver por última vez a Francisco, de 78 años, quien sonrió y saludó a bordo de un papamóvil blanco abierto por los laterales. A su paso, muchos chillaban, lo llamaban por su nombre y saltaban y lloraban de alegría.

"Es mi líder mundial número uno", dijo Rita Fernández, una mujer de 63 años con cuatro hijos, quien esperaba en una calle cerca de la Nunciatura Apostólica donde Francisco se alojó durante su visita de cuatro días.

"Viaja en autobús. Voló a Tacloban para visitar a los sobrevivientes del tifón a pesar de la tormenta y se detiene a hablar con los pobres. Es un santo en vida", añadió Fernández, que sostuvo un celular con cámara y vestía una camiseta amarilla con una imagen sonriente de Francisco.

Incapaz de atravesar la densa multitud para acercarse a las primeras filas, un hombre se subió a una escalera portátil y desplegó un cartel con la cara del pontífice sonriendo y un mensaje de despedida escrito a mano: "Querido papa Francisco, ¡te queremos! Oramos por ti. Por favor ora por todos nosotros".

Tanta pasión y devoción dieron energía al líder de la Iglesia católica, con mil 200 millones de files en todo el mundo, que se enfrenta al laicismo, a escándalos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y a otros problemas abrumadores.

El papa ha dedicado su viaje de cuatro días a Filipinas a los pobres. Ha denunciado la corrupción que les ha robado una vida digna, visitó a niños de la calle y viajó al este, a Tacloban, para ofrecer sus oraciones a los sobrevivientes del letal tifón Haiyan de 2013 que arrasó unas de las regiones más pobres del archipiélago.

Las autoridades pensaron en cancelar el vuelo del Papa a Tacloban el sábado debido al mal tiempo, dijo a la televisora ABS-CBN Marciano Paynor, quien asistió en los preparativos para la visita. El viaje se realizó, pero debió ser acortado.

Una multitud, que las autoridades estimaron en 6 millones de personas, hizo frente a la lluvia en las calles
y el principal parque de Manila para el último acto de la gira por Asia de Francisco, quien pidió a los filipinos que protejan a los jóvenes del pecado y el vicio para que puedan llegar a ser misioneros de la fe.

"Los filipinos están llamados a ser impresionantes misionarios de la fe en Asia", dijo.

La estimación, que no pudo ser verificada de forma independiente, incluía a los fieles que asistieron a la última misa del pontífice en el parque Rizal y las zonas aledañas, y a quienes se congregaron a lo largo del recorrido de la comitiva papal, dijo el presidente de la Autoridad Metropolitana de Desarrollo Manila, Francis Tolentino.

El portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, dijo que el Vaticano recibió la cifra oficial de las autoridades locales y que fue un récord, superando los 5 millones de fieles que acudieron a la misa ofrecida por san Juan Pablo II en el mismo parque en 1995.

El pontífice celebró un importante feriado filipino en honor al Niño Jesús dedicando la última homilía de su viaje de una semana a los más pequeños. Fue un reflejo de la importancia que el Vaticano da a Asia como el futuro de la iglesia ya que es uno de los pocos lugares donde crece el número de católicos —y a Filipinas como el mayor país católico de la región.

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