Mundo

Papa Francisco alerta en primera misa sobre "ídolos pasajeros"


 
Reuters

El Papa Francisco alertó el miércoles a los jóvenes sobre los "ídolos pasajeros" como el dinero y el placer y pidió un mayor protagonismo para ellos en la construcción de un mundo mejor, durante la primera misa de un viaje que pretende energizar a la Iglesia Católica en tiempos de crisis.

La voz suave del Papa argentino inundó la enorme Basílica de Nuestra Señora de Aparecida, un santuario a unos 260 kilómetros al oeste de Río de Janeiro invadido por 150,000 fieles llegados de todas partes del mundo.

"¡Qué alegría venir a la casa de la Madre de todo brasileño!", dijo Francisco en portugués, en su primer viaje al extranjero desde su elección en marzo.

Y el jesuita de 76 años escogido para pasar la página de los escándalos que han golpeado la imagen de la Iglesia Católica fue directamente al tema central de su visita a Brasil: la falta de oportunidades que ensombrece el futuro de los jóvenes.

"Tengamos una visión positiva de la realidad", dijo en su homilía. "Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad".

"Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer", añadió.

Francisco llegó el lunes a Brasil, el país con más católicos del mundo, para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, un maratón de misas que atraerá a más de 1.5 millones de fieles de todos los rincones del planeta.

La humildad del primer Papa latinoamericano ha entusiasmado a muchos en una región donde la Iglesia está crecientemente bajo acoso del secularismo y los cultos evangélicos.

No importa la espera

Por eso miles de personas, algunas con las banderas de Argentina, Brasil y de otros países, desafiaron el frío desde la madrugada para asegurarse un lugar en la misa.

Un grupo de monjas esperaba cantando alegremente bajo la lluvia que castigaba Aparecida, donde un mar de paraguas llenó la explanada delante de la basílica.

"Llegué con mi familia a las dos de la madrugada desde Sao Paulo", dijo Antonio Carlos da Silva, un guardia penitenciario de 58 años, empapado, en primera fila. "Estoy con mucha alegría por ver al Papa".

Unos 5,000 soldados y policías fueron desplegados en los alrededores del santuario, donde las fuerzas de seguridad encontraron el fin de semana un explosivo casero de bajo poder en el baño de un estacionamiento. Helicópteros militares sobrevolaban el miércoles el lugar y había francotiradores en los tejados.

La seguridad de Francisco, un hombre sencillo que antes de su nombramiento se desplazaba por Buenos Aires en metro, se ha vuelto tema de debate en Brasil después de que su automóvil fuera asediado el lunes por cientos de fieles en el trayecto desde el aeropuerto hasta el centro de Río de Janeiro.

Desde su elección como líder de la Iglesia, Francisco ha conquistado a los católicos con su renuncia a la pompa de sus predecesores. También emprendió una reforma de la burocracia y del oscuro aparato financiero del Vaticano.

Además de la misa, Francisco tiene programado el miércoles un almuerzo con obispos y seminaristas en Aparecida. Por la tarde regresará en avión a Río de Janeiro.

Aparecida es visitada anualmente por más de 10 millones de fieles brasileños. Juan Pablo II y Benedicto XVI peregrinaron también al santuario para venerar una pequeña imagen de la Virgen María que, según cuenta la tradición, fue encontrada en el siglo XVIII por unos pescadores.
 

También lee: