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Obama pide a Castro no temer a voces diferentes

Durante su visita a Cuba Barack Obama insistió en que Estados Unidos no quiere imponer su modelo político y señaló que las personas debían poder expresarse libremente y poder elegir a sus gobiernos en elecciones libres.

LA HABANA.- En 34 minutos y en sus últimas declaraciones públicas en Cuba, el presidente Barack Obama llamó ayer a los cubanos a olvidarse del pasado y a reconciliarse con "su exilio", y al gobierno de Raúl Castro a terminar con las "detenciones arbitrarias, respetar la libertad de expresión y realizar elecciones libres".

Desde el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, y ante la presencia de Raúl, Obama comenzó su discurso condenando los ataques terroristas en Bélgica. "Debemos estar juntos, independientemente de la nacionalidad, la raza o la fe, en la lucha contra el terrorismo. Podemos y vamos a derrotar a quienes amenazan la protección y seguridad de las personas de todo el mundo" dijo el mandatario.

Ante mil 500 personas, escogidas por los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, expresó que había venido a la isla "para dejar atrás los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas". "No tenemos que tener miedo a los cambios", enfatizó, antes de exhortar a los jóvenes a desempeñar un papel clave en el futuro de la isla, a abrirse a la economía global y a no vivir en el pasado.

En sus palabras, transmitidas en vivo por la televisión estatal, reiteró sus reclamos de que el Congreso estadounidense levante el embargo, pero consideró que aunque ese paso se dé, "mañana los cubanos no van a alcanzar su potencial sin hacer cambios aquí".

Insisitió en que Estados Unidos no quiere imponer su modelo político a Cuba y señaló que las personas debían poder expresarse libremente, poder elegir a sus gobiernos en elecciones libres y no temer por detenciones arbitrarias.

Intercalando frases en español, Obama admitió que existen diferencias entre los dos gobiernos y sistemas políticos, pero reiteró su confianza en que, a pesar de ello, se puede construir juntos un futuro.

Del teatro, el visitante se dirigió a la embajada de Estados Unidos para reunirse con un grupo de 13 opositores, a quienes agradeció haber asistido al encuentro pues, dijo, "a menudo se requiere mucha valentía para hacer activismo en Cuba".

Al intercambio, que se extendió durante alrededor de hora y media, asistieron, entre otros, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, una de las voces más críticas en Cuba al acercamiento entre La Habana y Washington; Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, y Guillermo Fariñas, de la Unión Antitotalitaria cubana, quienes poco después de la reunión regresaron a sus casas o se disponían a viajar a sus provincias.

En la última actividad de su visita de tres días, el presidente de Estados Unidos asistió al inicio del partido de béisbol, en el muy renovado Estadio Latinoamericano, entre un equipo nacional de Cuba y el Tampa Bay Rays, de las Grandes Ligas, encuentro en el que estuvo acompañado por Raúl Castro. El Aire Force One, trasladando al mandatario estadounidense y a su comitiva, abandonó suelo cubano a las 4:19 de la tarde, hora local, con dirección a Argentina.

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