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Obama asume con cautela debate de reforma migratoria


 
Reuters

El presidente Barack Obama está decidiendo cuidadosamente cuán visible debe ser su papel durante la etapa más delicada de los esfuerzos por modernizar las leyes de inmigración de Estados Unidos.

El presidente demócrata, quien ha debido luchar con la Cámara de Representantes controlada por los republicanos en cada proyecto de ley -desde recortes al presupuesto y aumentos de impuestos a la reforma a la salud y política medioambiental-, está consciente de que sus rivales no están de ánimo para alcanzar una avenencia ni de recibir sermones.

Obama se ha abstenido, hasta el momento, de realizar grandes críticas a sus rivales políticos, incluso cuando parece que ellos podrían estancar un objetivo central de su segundo mandato.

Los republicanos de la Cámara de Representantes se oponen a la versión del Senado del proyecto de ley y en su lugar están hablando sobre aprobar varios proyectos que aborden los diversos problemas de la inmigración, pero no desean incluir necesariamente un camino hacia una situación legal para los estimados 11 millones de residentes indocumentados en el país.

A diferencia de la fuerte campaña de relaciones públicas que acompañó a su ley de reforma al sistema de salud en el 2010, Obama no ha realizado extensos planes de viaje para hacer campaña en favor del proyecto de ley ni ha pronunciado grandes discursos sobre la materia en las semanas que han pasado desde que el Senado, liderado por demócratas, aprobó el proyecto de ley que él respaldó.

En su lugar, ha mantenido reuniones con grupos como el bloque de hispanos del Congreso y envió a su asesor Gene Sperling y a otros a promover públicamente la idea de que legalizar la situación de los inmigrantes indocumentados resultará en un beneficio económico para Estados Unidos en el largo plazo.

El portavoz de la Casa Blanca Jay Carney dijo que Obama defendería a la reforma, pero "la forma en que se manifieste, los eventos que podría realizar, tendremos que esperar, porque vamos a juzgarlo a medida que este tema madure durante las próximas semanas y meses".

Obama escuchó el jueves palabras de precaución sobre su papel de parte de John McCain, un republicano, y Charles Schumer, un demócrata, dos miembros del grupo de ocho senadores que lideraron la redacción del proyecto de la Cámara alta. Ambos legisladores se reunieron con Obama en la Casa Blanca.

McCain dijo posteriormente que el desafío es lograr que los republicanos más reacios de la Cámara de Representantes apoyen alguna forma de proyecto de ley y que es importante que no sientan que están siendo indebidamente presionados por Obama.

"Así que creo que el presidente está recorriendo un camino cauto aquí y pienso que es lo adecuado", declaró.

Existe algo de escepticismo en la Casa Blanca respecto a que si Obama habla sobre inmigración alejará a los republicanos de la Cámara baja, debido a que muchos quieren matar el proyecto de ley sin importar si el presidente habla sobre él o no.

Un funcionario de la Casa Blanca dijo que cualquier actividad presidencial sobre el tema se basaría en cálculos sobre si es necesaria y si sería de ayuda.
 

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