CARACAS.- Afuera de la estación del metro Los Cortijos de esta ciudad, un autobús blanco del gobierno de Venezuela espera a enfermos y familiares para llevarlos, de manera gratuita, a la Farmacia de Alto Costo para obtener sus medicinas para el cáncer y otros padecimientos graves.
Llegan mujeres que han perdido el cabello, ancianos, señoras que se ayudan de un bastón para caminar y hasta jóvenes. Al llegar a la puerta, un empleado del gobierno revisa la receta y les da, a la mayoría, malas noticias. Así como se bajaron, regresan al camión blanco.
Las lágrimas abundan afuera de este edificio de ladrillos rojos, a una media hora del centro de la ciudad, en medio de una zona industrial. Mujeres que se abrazan y consuelan por no poder continuar su tratamiento.
"En un año he retirado dos cajas de medicamento, cuando debieron ser cuatro. En Venezuela, a los pacientes crónicos nos están sentenciando a muerte", reclama Mildred Varela, una de las pacientes de cáncer. Hoy lleva un cartelito en el pecho, con un dibujo de colores que le hizo su hija de ocho años donde se lee: "el cáncer no espera".
Organizaciones como Conquistando la Vida (Aconvida), que dirige, Francisco Valencia, estiman que en el país más de tres millones de personas han sido afectadas por la falta de medicinas, en una nación con 30 millones de habitantes.
"La ausencia es casi absoluta, si nos ponemos a contar el 80 por ciento de los medicamentos no se encuentra", explica Valencia.
Las mujeres, todas enfermas, están hartas. Protestan de manera regular afuera de hospitales y farmacias exigiendo que los medicamentos que necesitan. Han formado una red de apoyo para saber si alguien o en algún lugar tienen la medicina que necesitan. A veces, la donación del tratamiento de alguien que muere puede ayudar a vivir a otro.
Los medicamentos que faltan en las farmacias son –entre muchos otros- tamoxifeno, herceptin, zometa y femara. Se estima que más de 800 productos del cuadro básico ya no están disponibles en Venezuela.
No existen cifras oficiales de enfermos o de cuánto es el desabasto de medicinas. En Caracas es normal encontrar personas que van de farmacia en farmacia para ver, si por casualidad, tienen lo que necesitan. La mayoría están vacías y no se puede encontrar, ni siquiera, medicamentos para la hipertensión o la diabetes.
Los enfermos saben que tratamientos que requieren estaban, hasta hace un par de años, disponibles en farmacias privadas y ahora todas son administradas por el sistema de salud pública y el desabasto ha aumentado. Otras, que tal vez se consigan, son demasiado costosas.
Como para José Bermúdez, quien no consiguió sandostatin y se quedó con su receta en mano. "Yo no lo puedo pagar por fuera, si ni para comer…"
Mientras, parada en la calle Lilia Jiménez de 59 años quien ha perdido el cabello a causa de las quimioterapias, tiene cáncer de útero y no encontró la medicina que buscaba. Dice que llora porque tuvo una recaída en noviembre y hoy no tienen lo que impide que las células cancerígenas regresen.
"Lloro porque no entiendo por qué vivimos así. Tal vez haya otras mujeres que no lo puedan conseguir. Es muy triste".
Cuando Mildred piensa lo que el cáncer le ha provocado a su familia le ganan las lágrimas. Cuenta que su hija le pregunta " 'mamá, ¿por qué Maduro no hace nada? Si hasta los niños saben que hay que comprar medicinas…' Pero, ¿cómo le digo yo a mi hija que todo va a pasar? Sólo puedo tragar grueso y hacerme la fuerte".