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Los millennials chinos llevan las ventajas de la tecnología a los museos

Los museos chinos se valen de las enormes empresas tecnológicas del país para integrarse al mercado online con regalos personalizados y exhibiciones de realidad virtual para los turistas y visitantes.

Durante 600 años los emperadores de China llevaron la mejor porcelana de los hornos imperiales a la Ciudad Prohibida de Pekín, con el sello real estampado en las tazas y vasijas. Hoy se puede encargar una pieza con el nombre del cliente por menos de 20 dólares.

Es parte de una transformación de las galerías, museos y atracciones de China en momentos en que una creciente ola de millennials de clase media buscan diferenciarse de la economía de producción masiva mediante un mayor gasto en cultura, experiencias y gustos individuales. A las decenas de miles de visitantes que recorren el palacio a diario se les ofrecen regalos personalizados, exhibiciones de realidad virtual y relatos sobre una época en que los artesanos tardaban días, no minutos, en crear algo.

En el Salón de la Abstinencia, donde alguna vez los emperadores ayunaron antes de sacrificios rituales, Fan Xianli gira con un voluminoso equipo de realidad virtual en la cabeza y luego se inclina como si estuviera examinando el piso, lo que genera risas entre quienes esperan su turno.

Fan, de 35 años y proveniente de la ciudad vecina de Baoding, está accediendo con métodos del siglo XXI a una visión de la alfarería antigua y los hornos imperiales. Una muestra interactiva en la tienda de souvenirs permite a los visitantes encargar réplicas personalizadas de algunas de las porcelanas, fabricadas en la ciudad de Jingdezhen, cuyos hornos abastecían a los antiguos gobernantes.

Si bien la mayor parte de los grandes museos del mundo aumenta sus ingresos con tiendas online que venden Venus de Milo de plástico o Anubis de peluche, los museos de China se valen de las enormes empresas tecnológicas del país para integrarse al floreciente mercado de comercio electrónico. El procesamiento del pago y la entrega de las piezas Ming de imitación está a cargo de Wechat Pay, de Tencent Holdings Ltd., una de las plataformas de pago electrónico más populares de China, mientras que las entradas pueden comprarse online en Tmall.com, parte de Alibaba Group Holding Inc. de Jack Ma.

Tencent también se ha asociado con el museo para ofrecer una edición de la Ciudad Prohibida de su juego para móviles "Tian Tian Ai Xiao Chu" –el "Candy Crush" chino- y bucea en los tesoros culturales para diseñar emoticones y stickers para sus herramientas de mensajería instantánea.

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Aprovechan las ventajas del pasaje de China de las chimeneas a los servicios, en un momento en que el gobierno trata de alentar a los nuevos consumidores de clase media a gastar el dinero en el país y contrarrestar la persistente dependencia de la inversión y las exportaciones.

"Los consumidores chinos están entrando en una etapa en que se gasta para satisfacer una demanda de mayor nivel centrada en la cultura, la educación y los deportes", dijo Jacqueline Rong, analista de BNP Paribas SA en Pekín. "El Museo del Palacio aún dista de poder compararse con sus pares de Japón y Taiwán, pero la brecha también significa que las posibilidades de crecimiento son enormes".

El consumo representó el año pasado alrededor de dos tercios del crecimiento de la economía, mientras que los servicios aportaron más de la mitad del PIB por segundo año.

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