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Los hospitales deben admitir sus errores o pagar por ellos

Los errores médicos son la tercera causa de muerte en Estados Unidos y se calcula que el número de víctimas podría alcanzar el medio millón de personas, situación ante la que el Departamento de Salud y Servicios Humanos ensaya una nueva estrategia para que los hospitales reconozcan sus errores y sean sancionados por ellos.

Los errores médicos, según un cálculo, son la tercera causa de muerte en Estados Unidos. Los errores en las cirugías, el mal uso de fármacos o equipos, las demoras en el tratamiento y otras dificultades de ese tipo causan la muerte de por lo menos 100 mil personas por año y posiblemente hasta medio millón.

Nadie conoce la cifra exacta y eso habla del problema de base: los hospitales casi universalmente se resisten a confesar cuándo un error médico lesiona o mata a un paciente porque reconocer el error puede exponerlos a juicios.

Lograr que superen esta renuencia es fundamental para que los pacientes y sus familias puedan conocer la verdad y para garantizar que los hospitales sean más seguros al aprender de sus errores.


El gobierno federal ha hecho sólo un esfuerzo simbólico e indirecto para impulsar una mayor sinceridad. Exige que los hospitales estén acreditados para tener derecho a recibir fondos de Medicare, y la principal organización de acreditación, un grupo privado llamado Joint Commission, exige que los hospitales les informen a los pacientes o sus familiares cuándo se ha cometido un error grave. Pero esta norma no se hace cumplir; los hospitales no pierden su acreditación cuando ocultan sus errores.

Por eso, este año el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) ensaya una nueva estrategia: recomienda que los hospitales reconozcan rápidamente su responsabilidad por un error y ofrezcan una indemnización, siguiendo una serie detallada de pasos. El modelo fue adoptado por el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, MedStar Health y otros hospitales, y las investigaciones han demostrado por qué funciona: cuando a los pacientes y sus familias se les dice la verdad, es menos probable que presenten una demanda.

No es una solución a prueba de errores. Después de todo, los hospitales tienen un conflicto interno para decidir cuándo algo se puede calificar de error y si deben ofrecer dinero (y cuánto). Los mejores programas reconocen este hecho exigiendo al personal del hospital que recomiende a los pacientes o familiares que busquen un representante legal y sometiéndose a auditorías externas para garantizar que las ofertas de indemnización sean justas. El programa del HHS debería incluir esos pasos.

Lo que es más importante, el HHS debería hacer que su plan sea algo más que sólo una recomendación. Los hospitales deberían recibir sanciones federales por no informar los errores, incluida, como mínimo, la pérdida de parte del financiamiento de Medicare. La estrategia de decir la verdad puede salvar vidas, y los hospitales deberían ser no sólo alentados sino también obligados a seguirla.

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