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ISIS se adjudica atentado en Afganistán en donde murieron 80 personas

El Estado Islámico se adjudicó un atentado en Afganistán, realizado en el marco de una protesta, en donde murieron 80 personas y 230 más resultaron heridas.

Atacantes con bombas se inmolaron el sábado durante una manifestación de miembros de la minoría hazara en Kabul y dejaron al menos 80 muertos y 230 heridos, en un ataque adjudicado por Estado Islámico.

Imágenes de televisión desde el lugar de las explosiones mostraron muchos cadáveres tendidos en el asfalto ensangrentado, cerca de donde miles de hazaras habían estado protestando por el trazado de una multimillonaria línea eléctrica.

"Dos combatientes de Estado Islámico detonaron cinturones explosivos en una manifestación de chiíes en (...) la ciudad de Kabul, en Afganistán", dijo el grupo en un breve comunicado a través de su agencia de noticias Amaq.


Si se confirma que el atentado fue obra de Estado Islámico, el ataque -uno de los más mortales desde el inicio de la campaña liderada por Estados Unidos para expulsar a los talibanes en 2001- representaría una fuerte escalada para un grupo hasta ahora confinado más que nada a la provincia oriental de Nangarhar.

La referencia explícita a la afiliación religiosa chií de los hazara también representa un peligro preocupante para Afganistán, donde la sangrienta rivalidad sectaria típica entre los suníes y los chiíes de Irak ha sido relativamente inusual, pese a décadas de guerra.

Funcionarios del Directorio Nacional de Seguridad, la principal agencia de inteligencia de Afganistán, dijeron que el ataque fue planificado por un individuo llamado Abu Ali, un militante de Estado Islámico con sede en el distrito Achin de Nangarhar, y que en el atentado estuvieron involucrados tres suicidas.

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"Estábamos realizando una manifestación pacífica cuando oí un estruendo y entonces todos estaban escapando y gritando", comentó Sabira Jan, que se encontraba en el grupo y vio el ataque y los cuerpos ensangrentados en el suelo. "No había nadie para ayudar", agregó.

Los talibanes, enemigos de Estado Islámico, negaron cualquier vinculación con el hecho y dijeron en un comunicado publicado en su sitio en Internet que el ataque era "un plan para encender una guerra civil".

El Ministerio del Interior dijo a través de un comunicado que 80 personas murieron y 231 resultaron heridas, con los hospitales locales tratando de lidiar con la cantidad de heridos que estaban llegando a las salas de emergencia.

El peor ataque previo contra los hazara fue en diciembre de 2011, cuando más de 55 personas murieron en Kabul durante el festival chií de Ashura. Ese atentado fue reivindicado por un grupo extremista paquistaní suní llamado Lashkar-e-Jhangvi.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, declaró un día nacional de duelo y prometió vengarse contra los responsables, mientras que el principal funcionario de Naciones Unidas en Afganistán, Tadamichi Yamamoto, condenó el ataque y lo calificó de crimen de guerra.

Estados Unidos y Rusia condenaron el ataque y renovaron promesas de colaborar en la seguridad de Kabul.

"Permanecemos comprometidos a trabajar conjuntamente con las fuerzas de seguridad afganas y países en la región para confrontar a las fuerzas que amenazan a la seguridad, estabilidad y prosperidad de Afganistán", comentó la Casa Blanca a través de un comunicado.

El presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró su "disposición a continuar con la cooperación más activa con (...) Afganistán para combatir a todas la formas de terrorismo"

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