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Insectos de museo ‘renacen’ digitalmente

En el Museo de Historia Natural de Berlín están inmersos en una importante tarea: digitalizar y publicar en línea toda la colección de insectos del museo, incluidas imágenes tridimensionales. Con ello crean un archivo permanente del mundo natural en un periodo de extinciones.

BERLIN _ En una sala espléndidamente iluminada, en el tercer pio del Museo de Historia Natural en esta ciudad, pilas de cajones de madera están cubiertos con vidrio, algunas hojas tan polvosas que es difícil discernir, exactamente, qué hay dentro. Cuando se quita el vidrio, se revelan las filas de insectos cuidadosamente sujetados con alfileres, resplandecientes en colores brillantes, como alhajas preciosas.

El biólogo Alexander Kroupa jala un escarabajo color amatista de los cajones con pinzas metálicas. "Asombroso, ¿cierto?", preguntó. "Tan hermosos como el día en que los obtuvieron".

Kroupa y 14 colegas están en medio de una vasta tarea: digitalizar y publicar en línea toda la colección de insectos del museo, incluidas imágenes tridimensionales, en alta definición, de miles de especímenes particularmente importantes. Los investigadores aquí no están solos. Museos de todo el mundo están tratando de emplear el poder de la tecnología digital para hacer que estén disponibles las colecciones que habían estado ocultas por mucho tiempo en los estantes y los gabinetes llenos de polvo.

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Durante años, las instituciones científicas han escaneado las imágenes de los especímenes en los cajones o de individuos en sus colecciones. Sin embargo, los avaneces tecnológicos brindan nuevas oportunidades de crear imágenes extraordinariamente detallas y datos que pueden ser crítico para responder a algunas de las grandes preguntas de la biología de la conservación, explican expertos.

Al analizar la distribución histórica de una especie como queda revelado en las colecciones, por ejemplo, los científicos pueden determinar cómo ha cambiado la ecología de una región debido a la industrialización, los asentamientos humanos o el cambio climáticos. Las antiguas colecciones proporcionan un conocimiento profundo de los cambios en la diversidad genética, crucial para salvar a una especie, informar a la planeación urbana o proteger los vitales recursos alimentarios en el futuro.

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"Para realmente comprender a la biodiversidad, tienes que buscar en los museos", notó Brent Mishler, un profesor de biología vegetal en la Universidad de California, en Berkeley.

Los esfuerzos de digitalización también están ayudando a los científicos a crear un archivo permanente del mundo natural en un periodo de extinciones rápidas.

"Esta es una forma de documentar lo que estamos a punto de perder", comentó Quentin Wheeler, un entomólogo y presidente del Colegio de Ciencias Ambientales y Forestales en la Universidad Estatal de Nueva York. Los especímenes digitalizados de los museos revelarán "pintas irremplazables, necesarias para reconstruir la historia evolutiva, para comprender de dónde vienen nuestra especie y todas las otras".


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En Berlín, la colección del museo de historia natural consiste en más de 35 mil cajones que contienen alrededor de 15 millones de especímenes individuales. Hasta ahora, el equipo ha escaneado cerca de 10 mil cajones. A algunos especímenes se los selecciona para un escaneo de alta definición que permitirá que los científicos de cualquier parte del mundo examinen a estas coloridas criaturas a un detalle asombroso, incluso, moverlos en la pantalla para realizar un escrutinio más cercano.

"Queremos que todos los vean, el público y los investigadores, que vean lo que está en la colección", comentó Bernhard Schurian, un especialista en escaneo en el museo, quien supervisa los aspectos técnicos del proyecto.

Es un trabajo lento y meticuloso.

Se debe sacar con sumo cuidado cada cajón de especímenes, de uno de los cientos de gabinetes de madera de aliso que llenan seis pisos del museo. Los cajones se desempolvan y, a veces, se utiliza una brochita para arreglar a cada espécimen delicado.

Algunos de ellos son especímenes tipo _ individuos utilizados para caracterizar a su especie. Se determina que un animal forma parte de una especie dada por su parecido con el espécimen tipo, el patrón oro.

Durante siglos, los científicos que querían estudiar a un espécimen tipo en particular tenían que visitar el museo donde se guardaba o que se lo enviaran. De cualquier forma, el potencial de daño era elevado: en ocasiones, se desprendían las partes frágiles del cuerpo durante la inspección o la transportación, causando daños irreparables.

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Cada espécimen tipo es "como la Mona Lisa", notó Katja Seltmann, una bióloga en el Museo Estadounidense de Historia Natural en Nueva York, especializada en informática de la biodiversidad. "Si, de pronto, se rompe una antena o una pata, se pierde una parte verdaderamente grande de información sobre ese organismo".

Se están realizando otros esfuerzos para digitalizar especímenes tipo. El Atlas de Australia Viva emplea las contribuciones de personas para catalogar cada especie conocida en el continente. La Enciclopedia de la Vida, una creación del renombrado biólogo E.O. Wilson, ha publicado más de 1.2 millones páginas con 32 millones de imágenes de especies.

Los investigadores en esta ciudad están centrados en los insectos, pero otras instituciones han estado tratando de digitalizar vastas colecciones de plantas, mamíferos y peces. Pocos han intentado proporcionar este nivel de detalles visuales.

Uno de los mayores esfuerzos en Estados Unidos, llamado Biocolecciones Digitalizadas Integradas, o iDigBio, por sus siglas en inglés, se está llevando a cabo actualmente en la Universidad de Florida. Fondeada por la Fundación Nacional para la Ciencia, la iDigBio ha reunido a 283 instituciones en los 50 estados de Estados Unidos, en su mayoría museos y universidades, para crear un lenguaje y proceso comunes para digitalizar imágenes de especies.

"Todos saben que hay una cantidad tremenda de información en las colecciones de historia natural", observó Larry Page, el curador de peces en el Museo de Historia Natural de Florida y el director de iDigBio. "Pero las colecciones son inaccesibles a prácticamente todo el mundo. Hasta los científicos que trabajan en grupos particulares de organismos no saben que contienen los otros museos".

Actualmente, el portal de búsqueda de iDigBio contiene 45 millones de registros de especímenes y alrededor de 12 millones de imágenes. Sin embargo, eso no es suficiente para nada, dijo Page. Estima que hay 500,000 millones tan solo en Estados Unidos.

El proyecto, en su quinto y último año de fondeo, ha solicitado el apoyo para otros cinco años. Page dice que el portal resultará ser un recurso invaluable para los científicos.

En unos cuantos años, dijo, un científico que esté estudiando el cambio climático podría poder recopilar información en la base de datos de iDigBio sobre cómo ha cambiado el hábitat de los insectos y hacer proyecciones sobre tendencias a futuro.

"Los datos nos dicen lo que ocurrió en qué momento de ciertos periodos de tiempo, y podemos relacionar eso a datos ambientales y, luego, analizar los cambios que anticiparon", explicó Page.

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