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Hostilidad de Trump podría mantener en el poder a presidente iraní

El ala radical en la república islámica parece haber llegado a la conclusión de que aún necesita a Rouhani en el poder para enfrentar la presidencia de Trump.

La retórica belicosa de Donald Trump hacia Irán probablemente ayude a mantener al presidente Hassan Rouhani en el cargo por otro mandato, pero complicará los intentos de gobernar del equipo de moderados del líder iraní.

Con unas elecciones previstas para dentro de tres meses y una nueva administración hostil en la Casa Blanca, los iraníes de línea dura parecen haber desechado la idea de reclamar la presidencia para su facción, al menos por ahora.

No ha surgido ningún candidato que aspire a ser el abanderado de línea dura que desafíe al relativamente moderado Rouhani en la elección que se realizará en mayo. De hecho, fuentes de alto nivel hablan de la unión de rivales ideológicos detrás del mandatario como la fórmula más adecuada para enfrentar la presidencia de Trump.

"Para proteger la república islámica de las amenazas extranjeras necesitamos dejar de lado nuestras disputas y unirnos contra nuestro enemigo", dijo un alto funcionario bajo condición de anonimato, en línea con lo expresado por otras figuras políticas de Irán que fueron contactadas para este artículo.

"Bajo las circunstancias actuales, Rouhani parece la mejor opción para el sistema", añadió.

Sin embargo, a los partidarios de Rouhani les preocupa que aunque parece ser que los defensores de una línea dura están dispuestos a apoyar la reelección del presidente, aprovecharán la confrontación con el Gobierno de Trump para debilitar al mandatario iraní en cada ocasión.

"Para consolidar su dominio en el poder, los defensores de la línea dura harán lo que puedan para provocar a Trump, desde pruebas de misiles hasta discursos enardecidos", dijo un ex alto cargo del Gobierno iraní cercano a Rouhani. "Haciendo que Rouhani sea un presidente débil, intentarán evitar cualquier cambio en el equilibrio de poder en Irán", añadió.

Rouhani, elegido tras un triunfo aplastante en 2013 bajo la promesa de reducir el aislamiento de Irán, es la imagen del acuerdo firmado por Teherán con la administración de Obama para frenar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones estadounidenses y europeas.

Trump y otros republicanos en Estados Unidos han criticado con frecuencia ese acuerdo, tal como lo han hecho los sectores más radicales en Irán.

Por ahora, el ala radical en la república islámica parece haber llegado a la conclusión de que aún necesita a Rouhani en el poder, aunque sólo sea para culpar a Washington, en lugar de a Teherán, si el acuerdo se cae, dijo el analista iraní Ali Vaez, del International Crisis Group.

Sin embargo, para el analista Meir Javedanfa, en última instancia cualquier ambiente de mayor tensión con Washington beneficiará a los duros y debilitará a los moderados en Irán.

"Ahora, con Trump en el cargo, los líderes del ala dura de Irán pueden dormir tranquilos mientras aumentan las amenazas e intimidaciones de Estados Unidos, que alimentan su discurso", dijo Javedanfar, profesor israelí sobre temas iraníes del Centro Interdisciplinario Herzliya.

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