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Gobierno ruso, atraído por el poder de los youtubers

Las autoridades rusas se dieron cuenta que su mensaje no llega a la juventud, por lo que el Kremlin busca tener mayor presencia en internet a través de famosos youtubers. 

El Kremlin intensifica su presencia en internet y se acerca a los youtubers en un intento de contrarrestar a la oposición y a sus llamados a manifestar en blogs y redes sociales que seducen y movilizan a la "generación internet".

En los últimos meses, las autoridades rusas tuvieron que rendirse a la evidencia: su mensaje no llega a la juventud.

Mientras los padres miran los canales de televisión mantenidos durante años bajo el estrecho control del Kremlin, los jóvenes permanecen encerrados en sus habitaciones con los ojos puestos en Youtube y las redes sociales.

A finales de marzo y principios de junio, fue precisamente esta nueva generación, seducida por el bloguero y opositor Alexei Navalny, la que salió a las calles para protestar contra el poder.

Navalny, que se expresa sobre todo en internet, ha entendido cómo utilizar las redes sociales para politizar a los estudiantes de secundaria, nacidos con la llegada de Vladimir Putin a la presidencia en 2000.

Tras estas manifestaciones "el Kremlin comprendió su impotencia frente a internet", explica el bloguero Dmitri Ivanov, jurista de formación, conocido en Youtube por las crónicas políticas que publica bajo el pseudónimo de Kamikaze_d.

"La política es una nueva moda entre los jóvenes", dice este youtuber de 30 años que reivindica un millón de abonados entre 14 y 21 años.

"El poder también quiere tomar internet bajo su control, del mismo modo que lo ha hecho con los medios", resume.

La socióloga Olga Kryshtanovskaya, que estudió la emergencia de una élite 'putinista' y analiza ahora las relaciones entre poder y redes sociales, señala que "los trolls del Kremlin son onmipresentes y representan a veces la mitad de los comentarios en los blogs influyentes".

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'VENDERSE AL KREMLIN'

Pero para el politólogo independiente Dmitri Oreshkin, el Kremlin reacciona "con 10 años de retraso".

Así, en marzo el ministro de Cultura, Vladimir Medinski, decidió reunirse con influyentes youtubers para proponerles "trabajar conjuntamente".

"Ustedes son los nuevos medios, su audiencia supera a la de la televisión", les dijo.

A finales de mayo, la bloguera de belleza Sasha Spilberg, una verdadera estrella entre el público de 10 a 14 años, subió a la tribuna de la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso, para llamar a los diputados a "ser tan transparentes" con sus votantes como ella lo es con sus seguidores.

Después, otros 30 "líderes de opinión" de internet -especializados en sátira política, humor o automóviles- fueron invitados a formar un nuevo Consejo de Blogueros para ayudar a la Duma a "cooperar con la sociedad civil".

Pero solo una decena aceptó la invitación y participó el lunes en la primera sesión de ese Consejo.

La idea de una colaboración con el poder fue recibida con escepticismo en internet.

"Nuestros seguidores confían más en nosotros que en la telvisión nacional, porque en Youtube no hay censura", dice Sobolev, de 23 años, que reivindica 3 millones de abonados y decidió no participar en el Consejo tras ser acusado de "venderse al Kremlin".

Pero esa libertad se ve amenazada: el Gobierno desplegó un arsenal judicial que permite mandar a la cárcel a los internautas que compartan contenidos considerados "extremistas", una noción definida de forma muy imprecisa por la ley.

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