Mundo

Francisco busca la reconciliación


 
 
Roxana González García
 
 

Más que un viaje pastoral, la visita del papa Francisco a Brasil representa la oportunidad para que la iglesia católica se reconcilie con su corriente social y recupere a los fieles que perdió a consecuencia del desorden, los privilegios y la corrupción que se han vivido en el Vaticano, coincidieron especialistas en temas religiosos.
 

En entrevista con El Financiero, Julián Cruzalta, profesor de teología en el Instituto de Formación Intercongregacional de México, consideró que el mensaje que el pontífice dirigió a miles concentrados en Río de Janeiro, para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), deja entrever el estilo e ideas con las que espera sacar a la Iglesia de la crisis, dando importancia clave a América Latina, donde viven 2 de cada 5 católicos del mundo, pero donde crece el número de evangélicos y de no creyentes.
 

Según el Centro Pew, la proporción de católicos en la región pasó de 90% en 1910 a 72% en 2010.
 
 
Aunque Río ya estaba definida como sede de la JMJ antes de la elección de Francisco —explicó— llega en un momento clave para el papa, ya que lo legitima y lo fortalece para impulsar su renovación.
 
 
Pero el momento también es propicio para Brasil, que enfrenta descontento social que podría, según Cruzalta, disminuir tras la visita de Francisco. Añadió que la principal señal que ha lanzado en su primera gira al exterior es el rescate de una religiosidad basada en los valores cristianos y la corriente social, que fue reprimida por Juan Pablo II y Benedicto XVI.
 
 
De ahí —agregó— el énfasis en la pobreza y la humildad que imprime a su pontificado, con la renuncia al lujo y la opulencia de sus antecesores. A su vez, Bernardo Barranco puntualizó que la visita a Brasil puede marcar el antes y el después en la renovación de la iglesia católica y el freno al éxodo de fieles, con un mensaje renovado y en sintonía con los reclamos por la pobreza que ha expresado el pueblo brasileño.
 
 

Para el papa —dijo— este viaje a su propia realidad latinoamericana conlleva especial presión por ser el epicentro del catolicismo, pero además la región donde la iglesia ha pagado el costo más alto en cuanto a la pérdida de fieles y de entradas económicas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

También lee: