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Fallece el expresidente venezolano Jaime Lusinchi

El expresidente venezolano Jaime Lusinchi, falleció a los 89 años; durante su mandato, maniobró para mantener su popularidad pese a los altos niveles de inflación que caracterizaron su gobierno, su imagen tolerante ante la corrupción y denuncias de coaccionar a periodistas críticos.

CARACAS. El expresidente Jaime Lusinchi, quien maniobró a lo largo de su mandato para mantener una alta popularidad pese a los altos niveles de inflación que caracterizaron su gobierno, su imagen tolerante ante la corrupción y denuncias de coaccionar a periodistas críticos, falleció este miércoles a los 89 años.

"Con dolor participamos que acaba de fallecer nuestro compañero ex presidente de la República de Venezuela Jaime Lusinchi. ¡Paz a su alma!", anunció Henry Ramos Allup, secretario general del partido Acción Democrática (AD) a través de su cuenta en la red social de Twitter.

Alvaro Lusinchi, hijo del ex mandatario, había informado que su padre padecía de una severa enfermedad pulmonar y que se encontraba recluido en una clínica privada de Caracas.

Nacido en el estado oriental de Anzoátegui en 1924, Lusinchi ganó la presidencia en 1983, con 52.9 % de los votos sobre el ya fallecido expresidente Rafael Caldera, quien buscaba la reelección por primera vez.

En sus primeros años de gobierno Lusinchi se labró la imagen de un presidente comedido, empeñado en reactivar la economía, reducir la deuda externa, estabilizar el mercado de cambio que estaba restringido y en proteger a los sectores más desfavorecidos de la población con subsidios. Pero sus logros fueron escasos y su administración acabó en un rotundo fracaso en parte por la sostenida caída de los precios del petróleo, principal fuente de ingresos del gobierno.

En 1986, la situación financiera del país se hizo insostenible, obligando a Lusinchi a devaluar el bolívar 93% del cambio oficial y con las reservas internacionales carcomidas renunció a cubrir el servicio de la deuda externa que entonces era de 32 mil millones de dólares.

Para salvaguardar su imagen y mantener el apoyo de los electores, paralelamente, adoptó una serie de medidas entre las que estaba un aumento general de sueldos y salarios, aplicó controles de precios, elevó la emisión de moneda y desarrolló una amplia política de bonos compensatorios y subvenciones. Las consecuencias fueron inmediatas, la inflación se disparó, las reservas internacionales cayeron a su nivel histórico más bajos y aumentó drásticamente el déficit presupuestario.

Las medidas populistas adoptadas, sin embargo, le permitieron al mandatario mantener altos índices de popularidad, pese a ser visto como tolerante con la corrupción, enfrentar la polémica desatada por su relación sentimental con su secretaria privada Blanca Ibáñez, quien tuvo una exagerada presencia en los actos de gobierno, y el posterior divorcio de su esposa desde 1941, Gladys Castillo.

Terminado su período presidencial, las distintas investigaciones de legisladores de los casos de corrupción ocurridos durante su mandato acabaron por manchar irreversiblemente la imagen del ex presidente.

Lusinchi fue acusado de traficar con influencias en la concesión de privilegios financieros en el otorgamiento de dólares preferenciales, malversar fondos públicos y por el uso indebido de partidas de organismos públicos en la campaña electoral de 1988, comicios en el que salió victorioso el también socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, que ocupó dos veces la presidencia (1974-79 y 1989-93).

En 1991 el Congreso, dominada mayoritariamente por miembros de su partido aprobó una "condena política y moral" que no tuvo consecuencias penales. Dos años más tarde, la Corte Suprema de Justicia autorizó la apertura de un proceso judicial y admitió el levantamiento de su inmunidad como senador vitalicio.

Ante su inminente detención, Lusinchi a escondidas dejó el país y se estableció en Costa Rica, donde se encontraba exiliada Ibáñez, con quien contrajo matrimonio luego de su divorcio.

En 1994 y 1997, un tribunal especial para los casos de corrupción administrativa declaró prescritas las causas contra el ex jefe de Estado, alegando que no fue llevado a juicio en el plazo de cinco años después del fin de su mandato. En 1999, la Corte Suprema revocó ambas prescripciones.

A finales de 2009, Lusinchi regresó a Venezuela meses después de sufrir complicaciones de una úlcera gástrica que lo obligaron a ser tratado de emergencia en un hospital de la ciudad estadounidense de Miami. Desde hace casi dos décadas el gobernante evitó cualquier contacto con la prensa.

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