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Ellos son los inmigrantes que 'libran' la detención en EU

El Gobierno de Trump permite a migrantes de países como El Salvador, Guatemala y Honduras, ingresar al país en busca de asilo; después organizaciones les ayudan para viajar hacia sus familiares.

Hacen fila en la estación de autobuses llevando poco más que una caja azul con accesorios para sus monitores de tobillo y, a veces, una bolsa plástica con algo de ropa o un niño en brazos.

En la McAllen Central Station, en el Valle del Río Grande en Texas, el Gobierno estadounidense deja a diario a migrantes procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras que ingresaron al país en busca de asilo y les da una fecha para presentarse ante un juez de inmigración.

Con la ayuda de una organización caritativa, reciben comida, la oportunidad de ducharse y boletos de autobús para llegar hasta familiares en Atlanta, Nueva York o una pequeña ciudad de un estado del que nunca oyeron hablar.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo llama "catch and release" ("atrapar y liberar"), y hasta hace una semana las familias que terminaban en la estación de autobuses eran las afortunadas.

En el marco de la política de inmigración de 'Tolerancia Cero' del Gobierno de Trump, otras se veían separadas. Los adultos iban a centros de detención similares a cárceles, sus hijos a instalaciones menos restrictivas similares a orfanatos y todos debían esperar por tiempo indefinido que los jueces tomaran sus casos.

"Es evidente que se trataba de una política para disuadirlos de venir", explicó la hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Catholic Charities del Valle del Río Grande, que ayuda a los migrantes que el Gobierno deposita en la estación de autobuses.

"No sé si impidió que la gente viniera, pero sin duda hizo que todo el mundo dijera que no era posible que estuviéramos haciendo eso".

La creciente indignación pública llevó a Trump a firmar el 20 de junio un decreto para suspender al menos de forma temporaria las separaciones familiares, y funcionarios dijeron que pronto comenzarían a reunir a padres e hijos.

Ha sido un proceso rápido para 522 niños que seguían en custodia de Control de Aduanas y Fronteras cuando Trump firmó el decreto.

Pero para más de otros 2 mil que se encuentran en centros de detención y hogares sustitutos de todo el país bajo la supervisión del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por la sigla en inglés), no queda claro cuándo se los devolverá a su familia.

Visitas en la frontera

A lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, desde San Diego hasta el Valle del Río Grande, lo habitual es la ausencia de información.

Durante más de una semana, se ha permitido a miembros del Congreso –entre ellos varios demócratas que contemplan una candidatura presidencial en 2020- recorrer los centros de detención bajo la supervisión de funcionarios gubernamentales o contratistas.

Invariablemente han dicho luego a la prensa que partieron con más preguntas que respuestas.

Los padres han dicho a los legisladores y grupos activistas que no saben dónde están sus hijos a pesar de que HHS asegura que sabe dónde se encuentran todos los niños.

"Esto no es un centro de reunión familiar", dijo la senadora Elizabeth Warren luego de recorrer un centro del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por la sigla en inglés) en Port Isabel, Texas, que el Gobierno ha designado para las reuniones. "Nunca se dispuso que lo fuera y aquí nunca ha habido un plan de reunión. No es más que un centro de detención".

El Gobierno no ha dicho cuántos niños fueron separados de sus padres desde que comenzó a aplicarse la 'Tolerancia Cero' en abril ni a cuántos se ha devuelto a su familia.

El día que Trump dispuso suspender las separaciones, HHS tenía en custodia a 2 mil 53 niños a los que se había separados de sus padres, detenidos por cruzar la frontera de forma ilegal.

El martes, casi una semana más tarde, la cantidad se había reducido a 2 mil 47, apenas seis menos.

Funcionarios de HHS declinaron decir si el organismo había recibido más niños separados de sus familias después del 20 de junio, lo que hace imposible saber cuántos se han reunido con sus familiares.

Los funcionarios suspendieron el llamado de forma abrupta luego de que sólo tres periodistas hubieran hecho preguntas y derivaron toda otra pregunta a una dirección de correo electrónico.

Nadie contestó un mensaje enviado a esa dirección.

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