Juan Miguel de Mora
El pasado sábado El Universal publicó la que quizá sea la noticia más importante del año, y de muchos años, por ser anuncio del cambio (de suave a sangrienta) de la que Vargas Llosa llamó 'dictadura perfecta'. Y la noticia no se desmintió.
¿Por qué la mayoría de los diarios, no he leído todos, no mencionó el asunto? Hasta el que se supone principal diario de la izquierda pasó de noche por el asunto y como no había luna no lo vio.
El gobierno del señor don Enrique Peña Nieto, confirmando que "como México no hay dos" está anunciando, con un desparpajo inaudito, la inminencia de una dictadura policiaca y militar ante la mirada perdida de un pueblo ya acostumbrado a labrar sus propias tragedias. ¿Qué harán Muñoz Ledo, López Obrador, Manuel Bartlett, Cuauhtémoc Cárdenas, los miembros de Morena, el Partido del Trabajo y los sindicatos, agrupaciones y personas que no están dispuestos a someterse a una dictadura peor que la que ya tenemos?
Sólo un gobierno fascista, como el de Mussolini en Italia, por ejemplo, puede encargar obras públicas al ejército a la vista de todo el mundo y declarar que piensa hacer MAZMORRAS Y CÁMARAS DE TORTURA. ¿Acaso piensa que nuestro pueblo es estúpido? ¿O de veras lo es?
Se convierte a la Secretaría de la Defensa en contratista de obras y lo anuncian. Así se evitan las licitaciones públicas que obligan a competir en precio, en materiales y en tiempo.
Los contratos serán para los generales y los políticos corruptos de siempre, los del PRI, salvo alguna migaja para los cómplices, los que traicionaron lo que habían prometido defender y cambiaron la dignidad por alguna diputación o senaduría, los del Pacto Contra México y por Canonjías y Sinecuras.
Al hacer de la Sedena una empresa mercantil se deja desempleados a más mexicanos de los muchos que ya están sin trabajo, convirtiendo a los soldados en peones y albañiles, en una nación como la nuestra con millones de desempleados.
¿Qué cerebros pueden haber fraguado eso?
Pero donde el cinismo (¿o la estupidez?) rebasa los límites usuales es en la declaración, hecha por el Consejo de la Judicatura Federal (siempre según la información de El Universal, firmada por Noé Cruz) de que "entre las ventajas de realizar este convenio está garantizar la secrecía en materia de información estructural de los edificios".
Esto significa que en los edificios del Consejo de la Judicatura Federal habrá calabozos secretos que se podrán ocultar a cualquier visitante inoportuno, por ejemplo alguna comisión investigadora, nacional o multinacional.
Este gobierno está declarando que encargar al ejército la construcción de edificios del poder judicial federal, donde se lleva a detenidos para interrogatorios, permitirá torturar y asesinar, sin que nadie pueda demostrar que se hizo, porque el edificio se construirá deliberadamente con espacios secretos y, por eso, será 'casualmente' el Ejército el que construirá los edificios adecuados. Y, por favor, no nos vengan con aquello de la separación de poderes.
La verdad, monda y lironda, es que alguien aprendió de la Junta Militar Argentina y de Pinochet, que tuvieron problemas por torturar a la vista de todos y después no tener dónde esconder los cadáveres.
Y, además, una ventaja extra: cuando Estados Unidos mande presos a que sean torturados fuera, como ya es público y notorio que lo hace, no tendrá que ir tan lejos como Turquía, Arabia Saudita, Polonia u otros. Podrá hacerlo en México y si alguien sobrevive y lo denuncia nunca podrá encontrar dónde estuvo su calabozo.
En la Bastilla, cuando la tomó el pueblo, las víctimas, que en ese momento de la historia eran pocas, fueron encontradas en jaulas, en calabozos y en oubliettes (mazmorras subterráneas en las que los presos desaparecían para siempre). Aquí, en las construcciones del ejército, cuando caigan el imperio y sus servidores, ni siquiera se encontrarán las víctimas. El ejército construirá calabozos garantizando la "secrecía en materia de información estructural de los edificios" (sic).
El goteo constante de asesinatos políticos en los estados, líderes campesinos, ecologistas (los talamontes son influyentes), dirigentes de partidos de izquierda y periodistas, la violencia de la represión en Oaxaca y otras partes... Nunca hubiéramos creído llegar a esto, pero en Argentina tampoco esperaban lo que tuvieron.
Mundo