GÉNOVA, Italia.- El Costa Concordia llegó el domingo a Génova, ciudad del norte de Italia, donde será desguazado, dos años y medio después de que el crucero naufragara y se hundiera cerca de la isla toscana de Giglio, muriendo 32 personas.
Después de cuatro días de viaje desde Giglio los pilotos portuarios comenzaron a maniobrar para colocar en posición la embarcación de 114 mil 500 toneladas, que quedó encallada en las rocas y fue reflotada la semana pasada después de una compleja operación que requirió varios meses de preparación.
Con el mar en calma, pero con un viento de 10-15 nudos, el barco quedó a una milla de la costa y se espera que llegue a puerto durante la tarde, dijo a periodistas Franco Gabrielli, director de la Autoridad Civil de Protección italiana.
La llegada al puerto industrial de Voltri, justo a las afueras del principal muelle de Génova, presenciará una de las recuperaciones marinas más grandes y complejas jamás intentadas, que se espera que cueste a Carnival Corp, la dueña del Costa Concordia, y a sus aseguradoras más de mil 500 millones de euros.
Un consorcio liderado por el grupo ingeniero Saipem y San Giorgio del Porto, con sede en Génova, lo desguazará en una operación que fuentes cercanas al proyecto han dicho que costará unos 100 millones de euros y tardará dos años.
El Costa Concordia, un enorme hotel flotante con tres pistas de futbol y 13 cubiertas para pasajeros, llevaba a unos 4 mil pasajeros y tripulación cuando se hundió poco después del comienzo de su viaje.
El capitán del barco, Francesco Schettino, está siendo procesado por causar el naufragio, que acabó en una caótica evacuación en plena noche durante la cual 32 personas murieron. El cuerpo de uno de los miembros de la tripulación perdido durante el accidente, aún no se ha recuperado.
En contraste con la calamitosa noche del 13 de enero de 2012 cuando el Concordia se acercó demasiado a la costa durante una demostración que a veces hacen los cruceros denominada "saludo", la operación de salvamento ha sido un éxito técnico.
Al primer ministro Matteo Renzi se le espera en Génova el domingo por la tarde para presenciar el final de la operación, que restaurará algo de orgullo italiano después de un desastre que fue ampliamente interpretado como una humillación nacional al igual que una tragedia humana.