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Egipcios divididos durante cena del Ramadán


 
AP

EL CAIRO— Mientras el sol se pone el primer día del mes islámico sagrado del Ramadán, familias de todo El Cairo se reunían para la primera comida después del ayuno en un país que en las últimas dos semanas ha sido escenario de protestas de millones de personas, un golpe contra el presidente electo y la muerte de decenas en enfrentamientos con las fuerzas armadas.

El Ramadán es tradicionalmente un tiempo de reflexión personal y de sentirse parte de una hermandad con otros musulmanes, pero a raíz del derrocamiento del presidente Mohamed Morsi, las divisiones entre los egipcios han llegado incluso a esta comida tradicional.

En una parte de la ciudad, la Plaza Tahrir se mantiene como el centro simbólico de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak y más tarde se opuso a Morsi. Al otro lado de la ciudad, en un distrito oriental, partidarios de Morsi se han reunido alrededor de una intersección importante frente a la mezquita de Rabaah al-Adawiya.

Mientras comían al aire libre, miembros de los dos grupos expresaron asombro y desprecio por los otros.

"No sé si la gente que está en Rabaah al-Adawiya está loca o les han lavado el cerebro", dijo Shenouda William, abogada de 35 años, sentada con unas 100 personas en la Plaza Tahrir. Otros describieron a los partidarios de Morsi en la Hermandad Musulmana de campesinos ignorantes o posiblemente refugiados palestinos o sirios en busca de alimentos y un lugar donde dormir.

William, que es cristiana, se unió al iftar, la comida nocturna con que se rompe el ayuno, como un símbolo de unidad nacional y lo describió como "el mejor Ramadán que he visto porque la Hermandad no está aquí, ellos lograron dividir a la gente y eso nunca volverá a suceder".

Sin embargo, los egipcios siguen divididos y aunque la Hermandad antagonizó a muchos en el país durante el año que estuvo en el poder, todavía tiene decenas de miles de partidarios que rompieron el ayuno en una clara muestra de fuerza.

Familias enteras se congregaron en los bulevares cerca de la mezquita Rabaah al-Adawiya, sentados bajo tiendas de campaña o toldos azules para rezar primero y después comer tras la puesta del sol.

Los fuegos artificiales marcaron el fin del día y un imán recitó la convocatoria a la oración mientras la gente tomaba tentativamente sus primeros sorbos de agua y comía dátiles.

Entonces vino la oración comunal, un espectáculo asombroso en que miles de personas cuya presencia se extendía en la distancia se levantaban y arrodillaban en la postración ritual antes de decir "amén" a una sola voz.

"Oramos por la victoria, especialmente con lo ocurrido este mes. Esperamos que se nos conceda", dijo Mohamed El-Sayyed, estudiante universitario de Mansoura después de las oraciones y antes de reunirse a cenar con su familia. "Es posible que haya problemas y que la gente muera, pero este mes se solucionará la situación".

El primer iftar del Ramadán se pasa tradicionalmente en familia, de manera que El-Sayyed habló con su padre para llevar a todo el clan a la manifestación junto a la mezquita, una decisión que siguieron miles de otros en vista de las familias que los acompañaban.

Al otro lado de la ciudad en la Plaza Tahrir, el trabajador de la construcción y organizador juvenil Ahmed Abdel Aziz observa una especie de familia en la reunión más modesta de personas que comen pollo y arroz bajo el enorme edificio Mugamma, el centro burocrático de El Cairo.

"Después de lo ocurrido los últimos días, es muy positivo celebrar el primer día del Ramadán en Tahrir. Es mejor estar aquí que en casa. Me siento como si estuviera con mi familia", dijo Aziz, fumando con alivio el primer cigarrillo del día.

Tamarod, la campaña juvenil a la que se le acredita el liderazgo del movimiento para derrocar a Morsi, celebró su primer iftar el viernes en la Plaza Tahrir, que atrajo a un gran número de personas. Pero las multitudes opuestas a Morsi son menores también porque se consideran a sí mismas victoriosas y tienen menos necesidad de mostrar su fuerza en las calles.
 

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