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Educación de EU pierde competitividad entre naciones desarrolladas


 
Notimex

Con una matricula de alrededor de 50 millones de alumnos y a pesar de un costo de 35,000 millones dólares al año, Estados Unidos tiene uno de los niveles más bajos de excelencia educativa del mundo desarrollado.
 
El Departamento de Educación manifiesta que su "misión es promover logros en los estudiantes y prepararlos para la competitividad global al promover la excelencia educativa y asegurar el acceso igualitario".
 
Sin embargo, un nuevo reporte señaló que la competitividad global de la educación estadunidense ha disminuido.
 
"El gran flagelo del sistema educativo de Estados Unidos y su mayor debilidad en competitividad, es la profunda brecha creciente en los logros de los grupos socioeconómicos que comienzan temprano y permanecen a lo largo de la carrera académica de los estudiantes", señaló el informe del Council of Foreing Relations.
 
La profesionalización, el problema

El sistema educativo estadounidense ubicado en el lugar 17 entre las economías desarrolladas, según el reporte global de The Economist Intelligence, enfrenta problemas de profesionalización de maestros.
 
Los 3.8 millones de maestros se están organizando en grupos independientes de los dos grandes sindicatos nacionales a fin de lograr la "profesionalización" del magisterio.
 
La constante lucha por las mejoras salariales ha sido dejada a las uniones sindicales mientras las organizaciones se abocan a la mejoría de la enseñaza y luchar por una participación en el diseño de las políticas educativas.
 
Dejan de un lado la educación

El reporte "Nuevas organizaciones, nuevas voces", presentado este martes, indica que la población magisterial en Estados Unidos es cada vez más joven en su mayoría, debido a las condiciones laborales, los maestros emigrar a otras profesiones.
 
El informe apunta que los grupos se han conformado en los últimos cinco y son financiados por entidades privadas como la Fundación Bill & Melinda Gates, entre otras organizaciones filantrópicas.
 
La educación infantil es obligatoria en Estados Unidos por lo que las escuelas públicas ofrecen acceso universal para edades de cinco a 18 años aunque en algunos estados los rangos de edad varían, en general abarcan desde preescolar hasta el último años de preparatoria, sistema conocido como K-12.
 
Según el Departamento de Educación (ED), el número total de alumnos en las escuelas públicas era de 49.9 millones en 2010-2011, con una tasa de estudiantes blancos del 52%, 24% de hispanos, 16% de afroestadunidenses, así como el 5.0% de asiáticos y el 1.0% de indios americanos.
 
Las funciones del Departamento de Educación incluyen la determinación de la política de financiamiento federal la recolección de información de escuelas y la aplicación de la legislación educativa en términos de privacidad y derechos civiles.
 
En el año fiscal 2011, la dependencia destinó más de 35,000 millones de dólares a programas de educación primaria, secundaria y preparatoria.
 
Además de los recursos federales, el sistema escolar público es financiado por los gobiernos estatales y locales.
 
El ED no tiene ingerencia en planes de estudio, plantilla docente y otras políticas de las 100,290 escuelas públicas, los lineamientos son establecidas por consejos escolares elegidos localmente que tiene jurisdicción en 16,200 distritos escolares en el país.
 
En tanto, los gobiernos estatales tienen la responsabilidad de establecer los estándares educativos y los exámenes estandarizados de aprovechamiento.

Bajo la ley denominada "Ningún niño sea dejado atrás", aprobada en 2001, todos los estados deben aplicar exámenes en cuarto y octavo grado (segundo de secundaria) así como en preparatoria para asegurar que los educandos alcancen un nivel mínimo educativo establecido.
 
La legislación ordena que los estudiantes que no tengan el aprovechamiento necesario, tengan acceso a tutorías en cursos de verano.
 

Exámenes de evaluación
 
La ley ha sido criticada, porque con la estandarización de los exámenes de evaluación que en algunas jurisdicciones se utilizan para valorar el desempeño de los maestros también con fines salariales y se argumenta que los profesores se dedican a cubrir los posibles tópicos del examen descuidando el programa educacional integral.
 
En el estado de Georgia se desató un escándalo al comprobarse que los maestros pasaron las respuestas del examen a sus alumnos a fin de incrementar los resultados del aprovechamiento.
 
La admisión a las escuelas públicas está basada en el lugar de residencia y debido a la que una gran parte de los
fondos escolares provienen de los impuestos a la propiedad; las escuelas públicas tienen grandes diferencias en cuanto a recursos que ofrecen a sus estudiantes.
 
En algunos distritos escolares, las llamadas "escuelas magneto" (con niveles de aprovechamiento alto y mayores recursos) permiten la inscripción de un número específico de estudiantes de otras localidades a través de loterías.
 
El sistema educativo estadounidense incluye asimismo escuelas privadas certificadas por las autoridades estatales y el programa denominado "escuela en el hogar".
 
Bajo dicha modalidad los padres toman la responsabilidad de cumplir con los planes de estudio, se estima que el 1.7 por ciento de los niños estadunidenses son educados a través de ese sistema.
 
El sistema escolar incluye asimismo, un sistema de vales, que otorga a los padres de familia un subsidio directo para que elijan la escuela de su preferencia, generalmente en el sector privado, así como el llamado sistema de crédito de impuesto, determinado por el número de hijos.
 

Dicha modalidad ha desatado una controversia a nivel nacional, sus oponentes, señalan que con la opción de que las familias elijan otras escuelas, generalmente semiprivadas, se socava el sistema de educación público al desviar financiamiento con la pérdida de matricula.
 
En tanto, las llamadas "escuelas chárter", definidas como instituciones autónomas subvencionadas con fondos públicos, funcionan como instituciones privadas porque no están sujetas a regulaciones o estatutos que aplican a las escuelas públicas.
 
Sin embargo, esos centros de enseñanza reciben financiamiento gubernamental limitado a una cuota por cada alumno matriculado, en contraste con las escuelas públicas a las que el gobierno les asigna presupuesto que incluye mantenimiento y pago de servicios.
 
Las escuelas chárter reciben asimismo financiamiento privado, razón por la cual los alumnos no pagan colegiaturas si bien la inscripción es abierta a todos los estudiantes, la demanda excede las capacidades por lo que en general, la admisión se lleva a cabo bajo sistemas de lotería.
 
En algunos estados las escuelas chárter son establecidas por organizaciones no gubernamentales, universidades y algunas entidades de gobierno, algunos distritos escolares se permite a corporativos administrar cadenas de escuelas subvencionadas.
 
El economista Milton Friedman, defendió en 1950 el concepto de vales para la educación argumentando que el sistema mejora la competencia, y la eficiencia en las escuelas.
 
Los defensores de las modalidades de vales y de crédito de impuestos indican que además de mejorar la calidad y eficiencia tanto en las escuelas privadas como publicas que aceptan ese sistema, éstas buscan mejorar continuamente para atraer una mayor inscripción de alumnos.

A pesar de que el sistema moderno de vales prohibe la discriminación, sus detractores indican que perpetua formas de segregación en los planteles, fenómeno denominado popularmente "efecto de descremar", como ocurriera en estados del sur en la década de los 60.

Este lunes otro informe de una organización activista reveló que los programas de formación académica de los maestros en las principales universidades son "mediocres".
 
Ningún centro de educación superior obtuvo la máxima valoración de cuatro puntos, en tanto 129 universidades obtuvieron una puntuación de dos puntos, mientras 301 instituciones obtuvieron entre 1.5 y un punto y otras 111 universidades no obtuvieron ningún punto.
 
 

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