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¿Qué tienen en común el Brexit, Trump y Norman Davies?

La votación por la permanencia o no en la Unión Europea del Reino Unido hace recordar el libro 'The Isles' del escritor. El movimiento separatista se alimenta de motivos que también han impulsado a Trump, señalan expertos.

En 1999 el historiador Norman Davies pronosticó la fragmentación del Reino Unido. No hay nada inevitable en la unión de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, escribió en su libro The Isles y no hay razón para pensar que podrá resistir los embates nacionalistas contenidos.

Lo mismo puede aplicarse a la Unión Europea (UE).

En menos de 24 horas, el mundo sabrá si los británicos hicieron oídos sordos ante las advertencias de innumerables expertos –y de sus propios líderes- y se arriesgaron a abandonar el bloque de 28 miembros.

"Nada permanece estable", dijo Davies, cuya historia de las Islas Británicas vaticinó el intento de secesión de Escocia en 2014. "Todo se mueve en una dirección u otra".

Los acontecimientos actuales muestran una creciente falta de confianza en las instituciones que aseguraron a europeos y estadounidenses una paz y prosperidad relativas durante tres generaciones.

Y lo que es más, la campaña sobre el Brexit muestra que hay muchos dispuestos a tirar estos logros por la borda sin una alternativa creíble a la vista.

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TRUMP

El debate británico sobre la salida de la Unión Europea ha resonado en todo el mundo y se alimenta de los mismos motivos de queja que los movimientos nacionalistas de Europa, así como la campaña a la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, según entrevistas con historiadores, encuestadores, analistas y exdiplomáticos.

Es la historia de una desilusión. La campaña del Brexit ha recurrido a la casi infinita desconfianza de las élites tras la Gran Recesión.

Ésta es la gran diferencia entre el referéndum de 1975 sobre la pertenencia a Europa (en la que los británicos votaron a favor con un impresionante 67 por ciento frente a un 33 por ciento en contra) y la votación de hoy, según Bob Worcester, encuestador veterano de Ipsos Mori.

En aquel momento, Worcester asesoraba a los líderes del Partido Laborista en la campaña a favor de la permanencia. "Entonces todo giraba en torno a en quién confiaba el público", dijo. "Ahora no confía en nadie".

El Brexit también es, en gran parte, una expresión del creciente nacionalismo inglés, dice Davies, y se alimenta de las mismas circunstancias que otros movimientos nacionalistas antieuropeos del Viejo Continente.

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LE PEN

Véase el caso del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o la formación de extrema derecha austríaca Partido de la Libertad, que en abril estuvo a menos de un punto porcentual de ganar la presidencia.

"La UE es una organización creada después de la Segunda Guerra Mundial para calmar los nacionalismos de los estados miembros, y tuvo mucho éxito", dijo Davies. "Pero mucha gente se ha olvidado de eso".

Este descontento podría haber surgido tras la mala gestión de los problemas recientes por parte de la UE, como las dificultades de la zona euro para recuperarse de la crisis financiera y la inesperada ola de refugiados que llegan de Oriente Medio. "Cuanto menos éxito tiene la unión, más lógico es que se refuercen los movimientos en otras direcciones", dijo Davies.

El rechazo que representa el Brexit es lógico, según Simon Fraser, que hasta el año pasado era el principal diplomático de carrera del Reino Unido y ahora es socio gerente de Flint Global, una firma londinense que asesora a empresas sobre asuntos de la UE.

"La gente está cuestionando las creencias populares sobre el comercio, la apertura y la cooperación" porque se siente decepcionada, puntualizó Fraser.

Pero eso no significa que la UE tiene la culpa de todo. Por décadas, Bruselas ha servido convenientemente como un "chivo expiatorio" para los líderes nacionalistas cuando buscan echarle la culpa a políticas impopulares.

Pero la UE, al igual que otras instituciones que pusieron las reglas de la economía global desde la Segunda Guerra Mundial, fallaron en adaptarse a los cambios que siguieron al final de la Guerra Fría, según Fraser.

La cuestión de cómo integrar a China y Rusia, principalmente, a las estructuras económicas y de seguridad que tienen un fuerte enfoque occidental, se dejaron sin respuesta.

Esas instituciones fueron incapaces de ayudar a los gobiernos a mejorar la desigualdad o el impacto de la globalización sobre los empleos y los salarios para muchos países de Occidente.

Aunque el movimiento Brexit podría alentar una salida de otros países de la UE, también es probable que al mismo tiempo sirva de catalizador de ideas para dar una nueva forma a la unión, dijo Davies.

Hay indicios de que algunos líderes han tomado en serio el mensaje. El martes, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, dijo que incluso si el Reino Unido decide permanecer "sencillamente no podemos continuar como antes".

Schäuble instó a los alemanes a reconocer el valor que supone la UE y a entender que Alemania no lleva una carga injusta.

Ya ha habido llamamientos para una reforma anteriormente… con pocos resultados.

No obstante, a largo plazo, Europa no puede volver a la época "normal" de una preeminencia de los estados miembros, dijo Davies, porque esa nunca fue la norma sino una aberración breve y sangrienta de otras formas de unión europea como el imperio.

"En el siglo XX la soberanía nacional llevaba la voz cantante, y la UE nació para remediar eso", dijo el historiador. "Si la UE se desmoronara habría que inventar algo similar".

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