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Demuelen la casa del secuestrador Ariel Castro


 
 
AP
 
 
En medio del aplauso de los espectadores, una excavadora comenzó hoy la demolición de la casa de Cleveland donde tres mujeres fueron mantenidas cautivas y violadas a lo largo de una década por su plagiario, Ariel Castro. 
 
 
La casa es demolida como parte de un acuerdo que salvó a Ariel Castro de una posible sentencia de muerte, a quien el dictaron la cadena perpetua, con 1,000 años de prisión.
 
 
Sin embargo,  en los medios y en la opinión pública persiste la siguiente incógnita: ¿Cómo pudo pasar inadvertida esa casa en la que se cometieron tantos crimenes? ¿Nadie del barrio pudo percatarse del secuestro?
 
 
Una de las mujeres secuestradas, Michelle Knight, se presentó en el lugar de la demolición para presenciar cómo se destruía el hogar donde vivió tanto sufrimiento. En el sitio, Knight formuló una breve declaración y soltó globos al aire.
 
 
Katie Mae Brown, de 62 años, ex residente de la misma calle, dijo que la demolición de la casa era importante para el vecindario a fin de demostrar "que el monstruo está detrás de las rejas y nunca saldrá en libertad".
 
 
Por su parte, el fiscal del condado de Cuyahoga, Tim McGinty, señaló que las dos casas a la izquierda de la de Castro también serán demolidas para establecer un parque o lo que decidan los residentes.
 
 
Los fiscales dijeron que Ariel Castro lloró cuando firmó la cesión del título de la casa e incluso mencionó que tuvo allí "muchos momentos felices" con las mujeres. Al respecto, los funcionarios comentaron que esa declaración era una muestra clara de la personalidad "distorsionada y retorcida" del condenado.
 
 
En este sentido, McGinty lo calificó de "ser maligno".
 
 
Miembros de la familia, incluso su hijo Anthony Castro, fueron a la casa el lunes para recoger objetos personales, viejas fotografías, guitarras y bicicletas.
 
 
Los familiares dijeron que la demolición de la casa era parte del proceso de recuperación. "Es triste pero es necesario para que sigamos adelante", comentó Anthony Castro.
 
 
Las tres víctimas desaparecieron sucesivamente entre 2002 y 2004 cuando tenían 14, 16 y 20 años luego de aceptar un viaje en el auto del plagiario Ariel Castro. 
 
 
Las mujeres escaparon el 6 de mayo cuando Amanda Berry, de 27 años, logró romper parte de una puerta y pidió ayuda a gritos a los vecinos. Castro fue arrestado esa misma tarde.
 
 
La vivienda, que se convirtió en una atracción para los curiosos después de la liberación de las mujeres, fue cercada y mantenida bajo vigilancia policial debido a amenazas de incendiarla.

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