CARACAS.- La XVII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) inició ayer en una isla venezolana sitiada por militares y policías. Nadie entra a Margarita y desde el lunes están prohibidas las ventas de boletos en vuelos comerciales, así como el ingreso de vuelos y embarcaciones privadas.
Además, el flujo habitual de personas hacia la isla, en el nororiente venezolano, es vigilado por cuerpos de seguridad que trataron de blindar el desarrollo del encuentro, cuya presidencia pro témpore fue asumida por Venezuela la noche del martes.
"Donde te pares hay militares con equipo antimotines. El gobierno tiene demasiado miedo a que los margariteños repitamos el cacerolazo o las protestas como la de Villa Rosa contra Maduro", aseguró Josefina Marcano, habitante de La Asunción, capital de Nueva Esparta.
Por su parte, Reinaldo Díaz, que visitaría la isla a propósito del cierre de las vacaciones escolares, denunció retrasos en la salida del ferry por la realización de la cumbre: "Nosotros teníamos que salir para la isla el lunes, pero cuando ya casi nos tocaba subirnos al ferry nos avisan que no se podía, que nos iban a subir a otro ferry después porque había que darle prioridad a un grupo que se veía que era del gobierno", detalló.
La movilización de seguridad ha sido ampliamente criticada por los lugareños, quienes se mostraron de acuerdo con seguir las protestas planteadas por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para el comienzo y cierre de la cumbre el 18 de septiembre. "Hay que reventar las ollas, protestar donde sea, que no se vea el maquillaje que el gobierno le hizo a Margarita. Lo que pasa en Venezuela es de verdad, vivimos sin comida ni medicinas, peor que en la guerra", dijo Alfredo Moncada, otro lugareño.
El excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski publicó una carta para llamar la atención de los participantes del encuentro en la que asegura que el gobierno de Venezuela incumple con los principios del organismo para garantizar los derechos humanos. El MNOAL fue fundado en 1961 y está formado por 120 países y 15 observadores, entre ellos México y Brasil.