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Congreso republicano, nuevo reto para Obama

A partir del próximo sábado, los demócratas tendrán la minoría más exigua en las cámaras desde 1929-1930 en el Congreso estadounidense.

El sábado los republicanos asumirán el mando de la Cámara de Representantes y del Senado al inaugurar la 114 Legislatura en Estados Unidos, que les brindará la oportunidad de promover su agenda y bloquear al presidente Barack Obama en los últimos dos años de su gobierno, si bien luego del revés demócrata en los comicios intermedios del 4 de noviembre el mandatario se adelantó con acciones ejecutivas en inmigración y las relaciones con Cuba, que le han permitido mantener la iniciativa política.

Los demócratas, no obstante, tendrán la minoría más débil en la Cámara baja desde 1929-1930, previo a la Gran Depresión, frente a una mayoría republicana compuesta por 247 diputados federales (de 435 en total). En el Senado el panorama es similar, pues el "Gran Viejo Partido" (GOP) disfrutará de 54 escaños sobre cien, posición que tampoco se repetía desde la 71 Legislatura citada. Por si fuera poco, controla 56 por ciento de los congresos estatales, la cifra más elevada que se recuerde a partir de 1920 y 31 de las 50 gubernaturas.

"La última vez que el GOP claramente tuvo tanto poder fue a principios de los veinte, cuando dominaba más de 70 por ciento de las gubernaturas, 69 por ciento de la Cámara baja y más de 60 por ciento de la alta", destacó el analista Aaron Blake en The Washington Post.

Ante este panorama, que habla de un cambio ideológico por encima de tendencias coyunturales, apunta Noah Rothman en Hot Air, se confirmaría que el GOP se ha vuelto un partido más conservador desde inicios de siglo, pero al mismo tiempo el demócrata acentuó su liberalismo. Sostiene: "los demócratas sufrieron dos desastrosas elecciones intermedias en 2012-14 no porque se excedieran en sus objetivos o porque los republicanos evitaran cometer errores, ya que lo hicieron a menudo. Las sufrieron porque el electorado tradicional de las intermedias, viejo y blanco, les dio la espalda".

La recomposición de fuerzas también se registra con miras a la carrera por la presidencia en 2016, en la que se perfilan Hillary Clinton y Jeb Bush, éste último exmandatario de Florida y miembro de la dinastía que ya instaló dos inquilinos en la Casa Blanca desde 1989.

La lucha por la aprobación del presupuesto federal para 2015, que se resolvió a horas de que cerrara el gobierno por segunda ocasión en 15 meses, adelantó lo que será el juego en Washington, donde Obama evitará convertirse en un presidente lame duck (sin poder), que no podrá recurrir constantemente a sus facultades ejecutivas, como lo hizo en noviembre para cesar las deportaciones de indocumentados por tres años, desatando la furia del GOP.

PUGNA PRESUPUESTARIA

El presupuesto por 1.1 billones de dólares aprobado el 11 de diciembre, por lo pronto, no incluye recursos para el Departamento de Seguridad de la Patria, a cargo de instrumentar la nueva estrategia migratoria, más allá del 27 de febrero, lo que sienta el escenario para una de las primeras batallas entre el Capitolio y la Casa Blanca.

De acuerdo con John Burke, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Vermont, Obama se encuentra en la misma situación de Ronald Reagan, William Clinton y George W. Bush, los últimos tres presidentes de dos términos que pasaron sus dos años finales en la Avenida Pennsylvania con un Congreso hostil.

Usualmente ese periodo es el menos productivo, ya que la atención se enfoca en la lucha por la Casa Blanca. Sin embargo, esa misma lucha obligaría al GOP a probar que puede ser algo más que el "partido del no" y Mitch McConnell, líder entrante del Senado, enfatizó que espera trabajar con el Ejecutivo en una reforma fiscal que ayude a los pequeños negocios.

Pese a ello, las prioridades republicanas apuntan hacia un choque, ya que incluirían proyectos de ley para socavar la reforma del seguro médico y las medidas migratorias que el presidente puede vetar. También rechazarían la designación de Loretta Lynch como procuradora general en reemplazo de Eric Holder y modificarían las reglas contra el bloqueo (filibuster) en el Senado, expuso Burke.

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