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Clinton y Trump tienen lista la otra 'guerra': la poselectoral

Ante el probable escenario de una elección con resultados muy cerrados, Hillary Clinton y Donald Trump han preparado estrategias para garantizar una jornada 'limpia'.

Hillary Clinton y Donald Trump se armaron para una posible batalla tras este martes, día en que se decidirá al próximo presidente de Estados Unidos.

Clinton armó un programa de protección al votante junto a miles de abogados dispuestos a prestar su tiempo y experiencia en los estados más peleados. Aunque su equipo de campaña no dijo cuántos ni dónde están localizados.

La candidada también estuvo preparando a observadores en Florida, Carolina del Norte, Pensilvania, Ohio, Nuevo Hampshire, Iowa, Nevada y Arizona para evaluar cualquier inquietud —entre ellas, la posibilidad de que se intimide a los votantes— y verificar los procedimientos normales.

La Asociación Nacional de Abogados Republicanos, que capacita abogados en los estados más peleados y en las jurisdicciones locales donde se espera que la contienda sea reñida, reunió a mil
abogados para monitorear los locales de votación y posiblemente recusar los resultados electorales en todo el país.

El gerente de fondos de cobertura Robert Mercer, uno de los mayores simpatizantes de Trump, invirtió 500 mil dólares en el grupo, su mayor donación en por lo menos cuatro elecciones presidenciales, de acuerdo con documentos presentados ante el Servicio de Impuestos Internos del país.

"Si se percibe que tendremos una elección reñida y así resulta, entonces uno pensaría que los candidatos —tal vez de ambos lados— dirían: 'Bueno, realmente debemos asegurarnos de analizar cada boleta", dijo Edward Foley, director del programa de derecho electoral de la Facultad Moritz de Derecho de la Universidad Estatal de Ohio.

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 CONTEO

Aunque la aceptación del resultado por parte de un candidato presidencial tiene importancia cultural porque ayuda al país a hacer lo mismo y seguir adelante, "no tiene ningún estatus legal", dijo Foley. Lo único que cuenta es el conteo... y luego, quizás, el recuento.

Foley dijo que hay tres escenarios a tener en cuenta para las elecciones: una victoria arrolladora; una elección donde la contienda en uno o más estados necesarios para que un candidato obtenga los 270 votos electorales fundamentales para triunfar sea demasiado reñida para predecirla y hagan falta recuentos, como Florida en el 2000; y una carrera peleada donde la votación no oficial muestre un ganador pero haya dudas sobre si las boletas de votantes ausentes o cuestionados sin contar podrían cambiar el resultado, como pasó en Ohio en 2004, cuando John Kerry esperó hasta la mañana posterior a las elecciones para admitir su derrota.

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 SISTEMA 'MANIPULADO'

Trump suscitó dudas sobre el recuento hablando una y otra vez sobre un sistema "manipulado" en su contra.

Sin embargo, su compañero de fórmula, el gobernador de Indiana Mike Pence, rechazó la noción de que la campaña esté fomentando la idea de que el resultado electoral pueda ser inválido debido a un fraude.

"Cuando Donald Trump habla de una elección manipulada, hablamos del sesgo documentado en los medios nacionales que parece estar haciendo la mitad del trabajo de Hillary Clinton por ella todos los días", dijo en MSNBC.

Brian Fallon, portavoz de la campaña de Clinton, dijo que la candidata no espera que surjan reclamos de irregularidades generalizadas. Ohio, Florida y otros estados peleados también tienen gobernadores y secretarios de estado republicanos comprometidos con un proceso electoral tranquilo y a evitar los problemas que sugiere Trump..

"Tienen un incentivo para defender la integridad de sus procesos", dijo Fallon. "Él no tendrá público para sus teorías conspirativas".

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