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Ciencia, tecnología e ingeniería se verían afectadas por Trump

Desde pequeñas empresas hasta grandes compañías de diferentes sectores, como el agrícola o el tecnológico, podrían poner en riesgo su esquema laboral por las nuevas políticas migratorias del gobierno de EU.

Cuando algunos estadounidenses hablan de inmigración, se imaginan a personas que quieren mantener alejados: como los indocumentados que se escabullen a través de la frontera sur. Pero cuando algunas empresas estadounidenses hablan de inmigración, se figuran a personas a las que les gustaría traer, especialmente las que tienen conocimientos en ciencias, matemáticas o informática.

Ahora el presidente Trump está considerando una reformulación al programa de visas utilizado por las compañías de tecnología para contratar a decenas de miles cada año. El resultado podría golpear a empresas desde Silicon Valley hasta Nueva Delhi.

La situación

Durante su campaña presidencial, Trump dijo que el programa de visas H-1B, utilizado principalmente para contratar a trabajadores de tecnología, era un "programa de trabajo barato" que les quita empleos a los estadounidenses y que debería terminarse. Muchos puestos de trabajo están en juego, en 2016, los solicitantes tardaron menos de una semana en agotar las 85 mil peticiones que el gobierno asigna al programa H-1B anualmente.

La India es el país que más recibe asignaciones de H-IB que cualquier otra nación. Facebook, Google, Intel y Cisco Systems y otras empresas han presionado al Congreso para que aumente el número de estas visas; Facebook duplicó con creces su gasto en lobby en 2016 comparado con 2012.

Las visas H-1B, emitidas por hasta tres años, con una posible prórroga por tres más, no son los únicos métodos con que las empresas estadounidenses pueden contratar empleados extranjeros. Los trabajadores temporeros agrícolas entran bajo el programa de visas H-2A.

Las estrellas de cine, académicos distinguidos y atletas profesionales pueden obtener visas de trabajo especiales para Estados Unidos, reservadas para aquellos con 'capacidades extraordinarias'. Cuentas bancarias extraordinarias permiten a los ricos recibir visas EB-5 si están dispuestos a invertir al menos 500 mil dólares en el país y crear al menos 10 puestos de trabajo en un plazo de dos años; una gran parte de ese dinero se ha destinado a desarrollos inmobiliarios.

Los antecedentes

El sistema estadounidense de categorías y límites de inmigración tiene sus raíces en una ley de 1924 creada para frenar una ola de inmigración después de la Primera Guerra Mundial. Los cupos se redujeron después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el país recibió a una avalancha de europeos que huían de Hitler y el comunismo.

La guerra también condujo a una escasez de trabajadores agrícolas, por lo que en 1942, Estados Unidos firmó un acuerdo que permitía a los trabajadores mexicanos ingresar al país para realizar trabajos de corto plazo. La Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 permitía a los empleadores contratar trabajadores extranjeros calificados para ocupar puestos temporarios; en un comienzo se utilizó para traer pastores de ovejas vascos para cuidar rebaños en áreas distantes del oeste.

La Ley de Reforma y Control de Inmigración de 1990 creó la visa H-1A para enfermeras, para hacer frente a una escasez nacional, y la visa H-1B para personas calificadas como científicos e ingenieros. En 1998, durante la burbuja tecnológica, el Congreso estadounidense modificó la ley para permitir que se emitieran más visas H-1B para trabajadores informáticos. El Senado aprobó un proyecto de ley de reforma migratoria en 2013 que elevaría el límite anual de visas H-1B de 85 mil a 135 mil, pero quedó estancado en la Cámara de Representantes debido a que a algunos republicanos no les gustaba que incluyera un camino hacia la ciudadanía.

En 2014, el presidente Barack Obama utilizó la autoridad ejecutiva para ampliar un programa que permite a los graduados extranjeros en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas trabajar en Estados Unidos por hasta 29 meses. La oposición a la inmigración tiende a subir y bajar con el estado de la economía. En tiempos difíciles, a los estadounidenses desesperados por el trabajo no les complace mucho ver a las empresas importar trabajadores.

El argumento

Los empleadores tanto del sector tecnológico como del agrícola dicen que no hay suficientes estadounidenses capaces de llenar todos los puestos de trabajo disponibles. Los productores de alimentos dicen que las cosechas están pudriéndose en los campos porque no hay suficientes trabajadores agrícolas después de las restricciones migratorias.

Los empleadores de tecnología estadounidenses dicen que las universidades en el país no producen la cantidad suficiente de matemáticos e ingenieros para mantener el ritmo de un sector económico que genera 150 mil nuevos empleos al año. También les preocupa que una mayor competencia mundial por el talento dificultará la contratación de trabajadores calificados en el futuro.

Las compañías indias de externalización, que perderían la posibilidad de contratar como representantes en el terreno a trabajadores con      H-1B, dicen que sus clientes estadounidenses terminarán pagando más por servicios.Los detractores de las visas H-1B destacan el aumento de los estudiantes estadounidenses que buscan títulos en ciencias.

También señalan que las empresas de externalización extranjeras reciben la mitad de las visas H-1B, lo que permite que se entrenen en Estados Unidos trabajadores que luego llevarán esos empleos tecnológicos a sus países de origen. Los detractores también afirman que las compañías simplemente están tratando de evitar pagar salarios más altos a los trabajadores estadounidenses, aunque algunos estudios han demostrado que algunos aumentos en los trabajadores H-1B derivaron en mayores salarios para los ciudadanos nativos con educación universitaria.

No queda claro si los argumentos a favor o en contra del programa de visas pesarán más que el deseo de Trump de cumplir su promesa de poner a Estados Unidos primero.

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