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Cese al fuego en Gaza, apenas una pausa en el conflicto de Levante

El silencio árabe en la ofensiva hebrea, por hostilidad a los grupos radicales. El bloqueo a la franja aumentó el poder de los islamistas, dice Manuel Feréz, especialista de la Universidad Iberoamericana.

CIUDAD DE MÉXICO. La ofensiva israelí en Gaza, que parece llegar a su fin con la tregua de cinco días propuesta por Egipto, será recordada como un episodio más del conflicto que empezó en 1948, pues aparte del inconmensurable daño sufrido por los civiles palestinos, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) mantiene el dominio en la franja y su infraestructura militar ––así como la de otros grupos radicales–– se recuperará, tal como ocurrió después de las guerras de 2008 y 2012.

A consideración de Doris Musalem Rahal, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, aunque las negociaciones en El Cairo consoliden el cese al fuego, está descartada a corto plazo la creación del Estado palestino o de "un solo Estado con dos naciones", fórmula que se exploró en las pláticas promovidas por Washington en 2013 y cuyo fracaso fue la antesala de la guerra. Manuel Feréz, especialista de la Universidad Iberoamericana, apuntó que en el escenario resalta la posición de los líderes árabes, que más allá de su retórica de solidaridad con los palestinos se mantuvieron "curiosamente en silencio", en parte porque Arabia Saudita y el propio Egipto son hostiles a los Hermanos Musulmanes, de los que se deriva Hamas.

En el frente regional, Hamas rompió con Irán en 2011, cuando se rehusó a ponerse del lado del presidente Bashar el Assad en la guerra civil siria, y perdió a los Hermanos Musulmanes egipcios tras el golpe militar del ahora presidente Abdel Fatá el Sisi, lo que intentará revertir mediante el pacto de reconciliación de este año con El Fatá, la facción dominante en Cisjordania que responde al titular de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas.

“El bloqueo de Gaza por Israel y Egipto desde 2007 (cuando Hamas se impuso), se convirtió en una gran prisión en la que Hamas aumentó su poder, como lo probó la red subterránea que utiliza. Sería más fácil controlar el tráfico si las fronteras se reabrieran, pero eso significaría aceptar el acuerdo El Fatá-Hamas para que la ANP las vigile, lo que requeriría negociaciones reales sobre el Estado palestino”, añadió Feréz.

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