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Argentina renueva el Congreso con mira en presidenciales de 2015



Reuters

Buenos Aires.- Los argentinos votaban el domingo en unas elecciones legislativas que darían más poder a la oposición y sepultarían las posibilidades de una reforma constitucional que le permita a la presidenta Cristina Fernández competir por un tercer mandato en el 2015.

Los comicios marcarán el inicio de una transición de dos años hasta las elecciones generales, etapa que se prevé estará signada por pujas entre los aspirantes a suceder a Fernández y el deterioro de una economía que está dando signos de agotamiento por la alta inflación y la falta de inversiones.

La combativa mandataria de 60 años debió abandonar el último tramo de la campaña electoral para recuperarse de una cirugía que le realizaron el 8 de octubre por un hematoma cerebral producto de un golpe y que la apartará de la escena política por al menos otras dos semanas.

En las elecciones se renovarán un tercio de los 72 senadores y la mitad de los 257 diputados.

Los principales candidatos votaron en horas de la mañana y el ministro de Interior, Florencio Randazzo, dijo que las elecciones transcurrían "con normalidad en todo el país".

Analistas esperan que Fernández y sus aliados consigan menos de la mitad del 54 por ciento de los votos que cosechó la mandataria cuando fue reelecta en el 2011, dada su estrepitosa pérdida de popularidad por una inflación que ronda el 25 por ciento anual, un control de cambios que le impide a la clase media ahorrar en dólares y una creciente violencia urbana.

En unas elecciones primarias celebradas a mediados de agosto, la coalición de la presidenta, el Frente para la Victoria, obtuvo alrededor de un 26 por ciento de los votos.

El Gobierno y sus socios podrían de todas maneras mantener un ajustado control del Congreso dado que obtendrían suficientes sufragios para retener los escaños que ponen en juego.

Pero les sería imposible conseguir el apoyo de dos tercios de los senadores y diputados necesarios para abrir un debate constitucional, al que aspiran varios aliados de Fernández. La carta magna prohíbe a un mandatario gobernar por tres períodos consecutivos.

También está previsto que algunos diputados oficialistas comiencen lentamente a emigrar hacia bloques opositores, dentro del habitual ejercicio local de transfuguismo político cuando un Gobierno no tiene chances de ser reelegido.

"Las primarias hicieron casi imposible la reelección de Cristina (Fernández)", dijo Rosendo Fraga, director y analista político del centro de estudios Nueva Mayoría.

TRANSICION POLITICA

Las miradas estarán puestas sobre la provincia de Buenos Aires, la mayor del país, donde un alcalde que lidera una facción opositora dentro del peronismo camina a obtener más votos que otro alcalde oficialista respaldado personalmente por Fernández.

Gran vencedor de la primaria del 11 de agosto, Sergio Massa, el popular alcalde del distrito de Tigre, situado en la periferia norte de Buenos Aires, se ha mostrado a favor de fomentar las políticas amistosas con el mercado que los inversores extranjeros le demandan a Argentina para que vuelva a ser confiable tras una década de políticas intervencionistas.

Con un triunfo electoral, Massa se posicionaría como uno de los posibles postulantes a la presidencia en el 2015.

Otros líderes que buscarán suceder a Fernández son el oficialista gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli; el socialista Hermes Binner; el ex vicepresidente Julio Cobos, de la opositora Unión Cívica Radical; y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el empresario de centroderecha Mauricio Macri.

La mandataria ha dicho que no quiere perpetuarse en el poder, pero sus aliados se han pronunciado a favor de una candidatura para un tercer gobierno debido a que carecen de un liderazgo claro más allá del de la presidenta.

El índice líder de la bolsa argentina, el Merval, subió cerca de un 50 por ciento desde las primarias empujado por la expectativa de un nuevo gobierno con políticas económicas liberales en el 2015.

Fernández ha mantenido un férreo control sobre la economía y ha nacionalizado varias empresas estratégicas para el país, como la petrolera YPF. Sus políticas heterodoxas, sostenidas por un elevado gasto público para mantener a la economía creciendo y un tipo de cambio artificialmente alto a pesar de la inflación, han golpeado la competitividad del país y ahuyentado inversiones.
 
 

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