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Buenos Aires.- El gobierno argentino apuesta a que el Papa Francisco logrará que Gran Bretaña acepte discutir la soberanía de las islas Malvinas, tal y como lo ha solicitado la Organización de Naciones Unidas (ONU) en múltiples ocasiones.
El Papa nacido en Buenos Aires ya había fijado hace 3 años su posición respecto a la disputa que se convirtió en uno de los ejes más importantes de la política exterior de la presidenta argentina Cristina Fernández.
"Las Malvinas son nuestras", dijo el entonces cardenal Jorge Bergoglio en 2010, cuando fue entrevistado por un grupo de reporteros en el marco de las celebraciones de la Semana Santa.
Hace un año, al cumplirse el 30 aniversario del inicio de la Guerra de las Malvinas, que Argentina perdió frente al Reino Unido, Bergoglio volvió a referirse al tema.
"Venimos a rezar por aquellos que han caído, hijos de la Patria que salieron a defender a su madre, la Patria, a reclamar lo que es suyo de la Patria y les fue usurpado", señaló.
Con esos antecedentes a favor de la soberanía argentina, una de las primeras reacciones que llamaron más la atención en los días posteriores a la designación de Bergoglio como primer Papa latinoamericano fue la del primer ministro británico, David Cameron.
"Con todo respeto, estoy en desacuerdo con el Papa", afirmó Cameron luego que los medios ingleses destacaran la posición del pontífice en torno a un conflicto que ha mantenido enfrentados a ambos países por decenas de años.
El primer ministro ironizó, incluso, sobre el contundente resultado del referéndum que se realizó el pasado 10 y 11 de marzo en las Malvinas y que demostró que el 99.8% de sus 3,000 habitantes rechazaba la soberanía argentina en las islas.
"La fumata blanca sobre las islas fue muy clara", dijo Cameron, en referencia a la señal que se da en El Vaticano cuando un Papa es elegido.
Pese a la posición radical del gobierno británico, en Argentina confían en que el Papa se pronunciará abiertamente a favor del reinicio de un diálogo y es de tal peso su figura a nivel internacional que difícilmente Gran Bretaña se podría rehusar.
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