Monterrey

Tres reflexiones tras las recientes elecciones de junio

OPINIÓN. En este tipo de juegos, mientras no haya posibilidad de coordinarse, el incentivo de cada partido será siempre incrementar el gasto en campaña si esto incrementa, aunque sea marginalmente, sus probabilidades de ganar, independientemente del monto del subsidio público que no tiene ningún retorno social.

Me declaro amateur en el arte de la grilla política del país, pero quiero desde mi óptica como economista compartirles tres cosas que se me vienen a la cabeza sobre la discusión alrededor de los comicios recientes.

El desafío a la probabilidad. En Coahuila se presentó un Conteo Rápido donde se infiere que la proporción estimada de votos para el candidato del PAN era de 37.5 por ciento y la del PRI de 35.5 por ciento con la información de 694 casillas. Al final del conteo de todas las casillas las proporciones reportadas fueron de 35.75 por ciento para el PAN y de 38.19 por ciento para el PRI. Si fueran correctas las cifras reportadas por la autoridad electoral que le da el triunfo al PRI, ¿cuál es la probabilidad que en una muestra aleatoria de 694 casillas de las casi tres mil el candidato del PRI reportará casi tres puntos porcentuales menos, es decir 35.5 por ciento?

Infiriendo la variabilidad de los intervalos de confianza, resulta que la probabilidad de que ocurra este evento es de 0.00017, es decir 1.7 en cada 10 mil. Para comparar, es la misma probabilidad de que obtenga 13 caras, sin ninguna águila, en 13 volados consecutivos. Desafiante, lo menos, a juzgar por lo improbable del suceso el recuento final o el conteo rápido fueron manipulados.

De salarios y monederos rosas. El PRI propuso una nueva transferencia ahora para las amas de casa una vez llegando al poder, el problema va a ser si lo implantan. En el Estado de México viven 6.2 millones de mujeres de 15 años o más. Asumiendo que el subsidio es sólo para las que se dedican al hogar exclusivamente, de que existen cuatro integrantes en cada familia y dado que la participación laboral en ese estado es del orden del 45% (INEGI), entonces son 1.7 millones las mujeres que podrían clasificar para el subsidio.

Si la transferencia es de unos 800 pesos al mes incluyendo gastos administrativos, entonces el salario rosa sería de alrededor de 16.4 mil millones de pesos anuales!!! Pero la transferencia genera incentivos a crear más amas de casa, al menos el 50 por ciento de las mujeres que laboran en la economía informal pueden declararse como amas de casas de tiempo completo, también se puede argumentar que hay dos familias viviendo en una misma casa y declarar a la hija también como ama de casa. Si sucedieran estos dos eventos entonces la transferencia anual rondaría 46.1 mil millones de pesos anuales. Sin lugar a dudas las magnitudes son escalofriantes, se trata de una muestra de la irresponsabilidad de las propuestas de los partidos (riesgo moral), lo único que importa es ganar, a cualquier costo, al cabo ellos no pagan.

Del financiamiento a los partidos políticos. Ante la propuesta de reducir el subsidio gubernamental a los partidos, aplicando la fórmula con que se calculan sobre los votos y no sobre los posibles electores, Lorenzo Córdoba, Consejero Presidente del INE, se pronunció en contra porque opina que al reducirse sus ingresos los partidos buscarán recursos de forma ilícita.

Difiero por varias razones, primero, nadie sabe a ciencia cierta cuánto dinero por elector es el necesario o deseable. Por el hartazgo que encuentro entre los electores con las campañas me inclino a pensar que existe saturación y debería de reducirse el financiamiento.

En segundo lugar, porque los partidos participan en un juego tipo escalada armamentista donde al final sólo hay un ganador.

En este tipo de juegos, mientras no haya posibilidad de coordinarse, el incentivo de cada partido será siempre incrementar el gasto en campaña si esto incrementa, aunque sea marginalmente, sus probabilidades de ganar, independientemente del monto del subsidio público. El problema para la sociedad es que gran parte de ese gasto no tiene ningún retorno social.

Como en una campaña lo importante no es cuantas gastas, sino gastar más que tus competidores, seguramente toda la sociedad saldría ganando si promoviera mecanismos de coordinación, promover un árbitro que reduzca proporcionalmente las transferencias a todos los partidos y que impida que los partidos se desvíen de las reglas establecidas.

Lamentablemente, los árbitros que tenemos actúan más bien como rehenes de los partidos a juzgar por sus declaraciones.

El autor es Profesor Asociado del Departamento de Economía del Campus Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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