Monterrey

Terminar con el autismo social

OPINIÓN. En términos generales y por lo tanto pueda sonar atrevido, es posible observar en muchas sociedades que los objetivos de los gobiernos y del sector privado son divergentes.

Se habla y escribe mucho sobre el papel que deben tener las empresas en materia de Responsabilidad Social, pero poco se dice acerca de lo que debe hacer el gobierno en esta misma materia.

En términos generales y por lo tanto pueda sonar atrevido, es posible observar en muchas sociedades que los objetivos de los gobiernos y del sector privado son divergentes.

Es claro que alguien puede decir y con cierta razón, que lo son porque buscan aspectos diferentes, la empresa busca su utilidad económica y en cambio el gobierno, pretende logros de beneficio común sin considerar primordialmente la rentabilidad económica de sus proyectos.

Lo anterior ha sido el paradigma que ha imperado en gran parte del pasado, y por lo tanto se ha considerado y se considera actualmente como algo normal y hasta en cierto sentido natural. Sin embargo esta mentalidad se ha llevado al extremo, y así es posible ver empresas en que la premisa básica es la rentabilidad máxima posible sin considerar sus repercusiones sociales y ambientales, y por el otro lado, gobiernos en donde los funcionarios públicos piensan en el desarrollo y futuro de su carrera política, y actúan como si ellos tuvieran las mejores soluciones sin considerar a los posibles afectados. En pocas palabras, ambas entidades, empresas y gobiernos, actúan en forma autista, pensando por sí y para sí mismos, si considerar que son parte de una sociedad y que tiene responsabilidades para con el resto de los miembros de la misma.

Y si bien se escucha en forma retórica que los gobiernos se deben a la sociedad que incluye a las empresas, es común escuchar por otro lado el enorme cabildeo que realizan estas empresas para que las decisiones gubernamentales no les afecten negativamente, o bien que las disposiciones que se realicen les convengan a sus intereses y nada más.

En otras palabras, el ser humano es visto por los gobiernos como ciudadano y un votante o elector, y por parte de las empresas es únicamente un consumidor como miembro de un mercado.

La pregunta por lo tanto es: ¿Hasta dónde existe la conciencia de una sociedad y que ambas entidades se deben a ella por distintos medios? O dicho en otra forma: ¿Existen una conciencia o conocimiento de su Responsabilidad Social? Y aunque probablemente suene audaz, el que se den cuenta que ambos, gobierno y empresas, son un medio para el bienestar social.

La Responsabilidad Social no es una moda o una forma de gestión con visión filantrópica, sino un deber que compete a todos los actores sociales, empresas, gobiernos e individuos, que por el hecho de vivir en sociedad se adquiere dicha responsabilidad.

Terminar con ese autismo en sus maneras de pensar y actuar, y trabajar de manera cooperativa, subsidiaría y solidaria, y esto no es utópico. Los países nórdicos es un ejemplo de que se puede trabajar en eses forma, y si bien ellos no son perfectos, si pueden servir como un referente que sirva para que todos los actores sociales trabajan de manera socialmente responsable.

Seguiremos platicando …
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Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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