Monterrey

Starr-Camargo en Texas, un puente hacia el futuro

OPINIÓN. Extender los estatutos del puente no costara a los contribuyentes, en cualquiera de los países, un centavo; en cambio fomentará el comercio entre nuestras naciones y generara infraestructura local en ambos lados de la frontera apoyando al comercio y a los conductores que utilizan el puente.

El comercio es la columna vertebral de cualquier economía moderna.
Ninguna sociedad actual puede abstraerse y sobrevivir en un vacío que no esté soportado por importantes relaciones con otros estados o naciones. Todos los países reforzamos nuestras economías dentro del contexto mundial mediante la interacción, ya sea mediante el ejercicio de la diplomacia o a través del intercambio comercial.

La relación de Estados Unidos con México es particularmente importante. México es nuestro segundo socio en materia de exportación y el tercero en importación, de acuerdo con la Administración de Comercio Internacional (ITA) México comercia un estimado de 531 mil millones de dólares en bienes y servicios con los Estados Unidos cada año.

Texas, particularmente es un socio comercial importante para México y, a cambio, México es el mayor mercado comercial de Texas. Texas exportó el 94.5 miles de millones de dólares de mercancía a México en el 2015, lo que representa el 37.6 por ciento de las exportaciones totales de mercancías de Texas, de acuerdo con ATI.

Recientemente, he trabajado con mi colega el Senador de Texas, John Cornyn, para asegurar el hecho de que uno de los conductos de esta fuerte relación comercial permanezca activo por largo tiempo. El presidente Obama acaba de signar esto como Ley. El puente Starr-Camargo, es un puente de peaje privado que se ubica cerca de la ciudad de Rio Grande City, Texas y le conecta con el estado mexicano de Tamaulipas. El puente se autorizó por el Congreso en 1962 y la construcción se completó cuatro años más tarde. Sin embargo, la autorización original del Congreso se suspenderá en el 2032.

Al trabajar con mi colega en el Senado, así como con el presidente y miembro de Alto nivel del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de EU, yo enfáticamente aseguraba que cualquier incertidumbre operacional sería eliminada en forma permanente mediante la ampliación de los estatutos que rigen el puente en comento.

El puente Starr-Camargo constituye una porción importante de la economía del Valle del Río Grande, Texas; este soporta el paso de 200 a 300 camiones comerciales al día y alrededor de 4 mil automóviles y sirve como la ruta más directa y eficiente entre el Valle del Río Grande y ciudades de México como Monterrey y la Ciudad de México sin la congestión de otros puertos más grandes de entrada a la nación en las inmediaciones de la región.

La introducción y promulgación de esta legislación era lo correcto a hacer. Antes de la construcción del puente, el Congreso había autorizado puentes de peaje privados a lo largo de la frontera EU-México. Sin embargo, nunca se había incluido una revisión pormenorizada o "Sunset review" en su autorización que tenga fecha de término operacional. El cercano puente internacional Weslaco-Progreso tenía una autorización con condiciones similares en cierto punto, pero el Congreso votó para derogar esa condición.

Gran parte de la retórica actual que hemos visto y oído acerca de México es mal dirigida. Así que mientras que algunos individuos en la esfera política les gustaría ver una cerca construida entre nuestras naciones, la magnífica relación que tenemos con México necesita ser reforzada y no tensa. Podemos lograr ello con relativa facilidad mediante el fortalecimiento permanente de los puentes existentes entre nosotros, hablando en sentido literal y figurativo.

Extender los estatutos del puente no costara a los contribuyentes, en cualquiera de los países, un centavo; en cambio fomentará el comercio entre nuestras naciones y generara infraestructura local en ambos lados de la frontera apoyando al comercio y a los conductores que utilizan el puente. Es una situación de ganar-ganar para todos.

El comercio es un hecho innegable de las economías modernas. No podemos esconder la cabeza y aislarnos del resto del mundo. En su lugar, tenemos que encontrar nuevos formatos de trabajar junto con nuestros vecinos y socios para complementar las economías de los demás a través del comercio. Especialmente con la propuesta legislativa del Tratado del Trans-Pacífico a punto de introducirse en el Congreso; debemos de vislumbrar un futuro en el que la demanda para el intercambio de mercancías entre países sólo aumente; y con ello el bienestar de nuestras naciones.

Vamos a cumplir esta propuesta: El permitir que el puente Starr-Camargo continúe operando en el futuro, es una forma de hacerlo.

* El autor es congresista demócrata por el distrito 28 de Texas, donde fue legislador por 14 años y Secretario de Estado. Actualmente cumple su sexto mandato en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, es parte del Comité de Asignaciones de la Cámara de Re- presentantes. También es miembro del Vice-comité de Asignaciones del Departamento de Seguridad Nacional y considerado uno de los hispanos más influyentes.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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