Monterrey

¿Sociedades violentas?

OPINIÓN. Nuestra diversidad de opinión y la personalidad de cada uno de los que formamos esta sociedad deben de ser expresadas de forma respetuosa, sin transgredir los derechos de los demás.

Nuestra sociedad está en constante cambio, en muchos aspectos esto es positivo, pero también han sucedido hechos lamentables que nos han alertado y hecho dudar si esta evolución va en detrimento de los valores por los que tanto hemos luchado todas las naciones. El consumo de sustancias adictivas, la falta de tolerancia a la diversidad cultural y la lucha por el control de regiones son tan solo algunos de los factores que han elevado los índices de violencia, tanto en nuestro Estado como a nivel internacional.

En México hemos pasado por periodos de inestabilidad en los que por momentos hemos perdido la paz de nuestras ciudades. Hay quien ven a estos lapsos como algo aislado, un momento de violencia que se debe a problemas de orden estructural en el comportamiento del terrorismo o el crimen organizado, pero hay quienes piensan que estamos ante el surgimiento de una sociedad más violenta. Aunque podrían parecer iguales, estos son dos problemas diferentes que tienen que ser tratados de forma distinta. Mientras que en una problemática el enemigo está identificado como un grupo de personas que violentan nuestro país, en la otra problemática el enemigo es cada uno de los integrantes de nuestra sociedad quienes no están dispuestos a respetar los valores que nos hacen convivir en armonía.

Quizá muchas de las acciones que instrumentan las naciones para contener estos brotes de violencia son la pauta que da continuidad a esta condición de inseguridad. Combatir la violencia con más violencia no es la solución, el camino hacia una sociedad pacífica no puede estar construido con aquello que se quiere erradicar. Debemos de ser una sociedad participativa, donde los valores no solo se enseñen, sino también se vivan. Somos parte de una sociedad, el comportamiento de cada uno de nosotros impacta de forma importante en los demás, por eso es importante que nuestro comportamiento sea acorde a nuestro deseo de vivir en un ambiente de armonía y paz.

La manifestación de nuestra inconformidad hacia ciertas circunstancias no puede ser demostrada de forma violenta. Nuestra diversidad de opinión y la personalidad de cada uno de los que formamos esta sociedad deben de ser expresadas de forma respetuosa, sin transgredir los derechos de los demás. No necesitamos recurrir a conductas agresivas para ser escuchados y tomados en cuenta. Como sociedad, tenemos que cambiar estos patrones de conducta que se han presentado recientemente y que van en perjuicio de la paz de nuestras ciudades.

* El autor es abogado por la Facultad Libre de Derecho de Monterrey y Maestro en Derecho Financiero Internacional por Boston University. Su carrera profesional se ha enfocado al ámbito financiero y legal, ocupando puestos en diferentes entidades públicas.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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