Monterrey

¿Qué está haciendo China?

OPINIÓN. El gobierno chino incrementó su gasto en 16.1% durante el primer semestre del año, en comparación al primer semestre del 2016, enfocándose principalmente en la infraestructura.

Después de la crisis financiera mundial de 2009 varios países del mundo siguieron políticas monetarias y fiscales acomodaticias que les permitiera mejorar su situación económica. China fue uno de esos países.

Su política consistía en invertir dinero de estímulo (política fiscal) y préstamos baratos en la economía (política monetaria). Sin embargo, las políticas económicas no fueron suficientes para detener la desaceleración debido a cuatro factores: 1) la edad productiva de la población había llegado a su tope en el 2012, 2) la inversión que fue el motor de crecimiento se detuvo por las menores ventas, especialmente por exportaciones y la incertidumbre, 3) la brecha tecnológica entre China y los países más ricos era mucho más estrecha en ese momento que en el pasado y 4) el crecimiento acelerado de la deuda para recuperar el ritmo del crecimiento económico luego del 2009 estaba generando especulación en torno a una crisis económica china. En relación a la edad productiva no podían hacer nada que tuviera resultados en el corto plazo.

Con las exportaciones sucedía algo similar, pues no dependía de ellos, sino de la situación del exterior. Por lo anterior, decidieron enfocarse en los motores internos de crecimiento como el consumo y la inversión, los cuales incentivaron a través de medidas fiscales y de un mayor gasto de gobierno enfocado a la infraestructura, con la idea de incrementar la inversión y de incentivar el empleo. Asimismo, disminuyeron la incertidumbre de una posible crisis al inyectar liquidez a los bancos, al mismo tiempo que endurecieron las condiciones crediticias. Finalmente aplicaron incentivos fiscales para empresas tecnológicas con el fin de mantener la ventaja competitiva en el largo plazo.

El gobierno chino incrementó su gasto en 16.1% durante el primer semestre del año, en comparación al primer semestre del 2016, enfocándose principalmente en la infraestructura. Cabe destacar que este incremento en el gasto público en infraestructura del gigante asiático es lo que ha impulsado el precio de los metales industriales como el cobre, que en lo que va del año se ha incrementado 7.36%. Por el lado de la política fiscal, en mayo del 2016, entró en vigor la reforma fiscal la cual busca una menor carga impositiva sobre las pequeñas empresas, en especial las de creación tecnológica. De esta forma la economía china creció en 6.9%, superando las expectativas del mercado. Al interior destaca que el gasto per cápita acumuló un crecimiento de 6.2% en términos anuales y las ventas minoristas aumentaron en 10.4%. Por su parte, las exportaciones se incrementaron 17%.

Pese a que el crecimiento de China está incrementándose, es probable que no sea sólo por sus políticas económicas, sino como resultado del mayor crecimiento del mundo. Asimismo, existen riesgos inherentes a sus políticas. En particular, preocupa que China sigue dependiendo de la deuda, tanto para gasto público como para gasto privado. La historia muestra que el elevado apalancamiento lleva, cuando menos, a una desaceleración. Para que China siga creciendo fuertemente sin ser víctima de sus políticas tendría que incrementarse la brecha tecnológica nuevamente e incentivar la inversión privada, no la de origen público.

Además, debe disminuir el nivel de deuda, en especial la corporativa que del 2007 a la fecha se ha duplicado. De otra forma, China está condenada a la desaceleración.

La autora es Economista en Jefe de Grupo Financiero BASE y profesora de economía en el Tec de Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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