Monterrey

¿Por qué creció tanto el PIB?

OPINIÓN. El crecimiento estuvo muy por arriba de la expectativa que se tenía al inicio del año, debido a que se creía que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos provocaría caídas (o al menos desaceleración) en la actividad económica.

El viernes se publicó el crecimiento del PIB de México del primer trimestre del año, el cual fue de 2.7 por ciento anual y 0.6 por ciento trimestral.

El crecimiento estuvo muy por arriba de la expectativa que se tenía al inicio del año, debido a que se creía que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos provocaría caídas (o al menos desaceleración) en la actividad económica. Asimismo, el crecimiento estuvo por arriba del promedio anual de los últimos 20 años de 2.2 por ciento.

El PIB, que es el indicador más importante de la actividad económica, está conformado por el consumo interno, la inversión fija, el gasto de gobierno y las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones de bienes y servicios).

Para México, la partida más importante es el consumo, con un peso de poco más del 50 por ciento. De esta manera lo que le suceda al consumo, es determinante importante del crecimiento del PIB. Los datos de la demanda agregada o de los componentes del PIB se publican aproximadamente una semana después del dato de crecimiento económico. Sin embargo, es posible anticipar su trayectoria con las observaciones mensuales de los componentes.

Es importante mencionar que el consumo está determinado por los ingresos, cambios en las expectativas, el nivel de precios y tasa de interés, entre otros factores. Con la llegada de Trump el ingreso no cambió, pero sí las expectativas y el nivel de precios. Las expectativas, reflejadas a través de la confianza del consumidor, alcanzaron un mínimo histórico en enero. En febrero repuntaron un poco, pero se ubicaron debajo del umbral de 34 puntos en los que el consumo muestra crecimiento.

Por su parte el nivel de precios también se vio afectado al depreciarse el peso (alcanzando un máximo histórico en enero de 22.03 pesos por dólar) y por el incremento en el precio de la gasolina (que no tuvo nada que ver con Trump). Por su parte, la inflación al productor, que es determinante de la inflación al consumidor, alcanzó un nivel máximo en registro en enero por la depreciación del peso y el incremento en los precios de los commodities, presionando hacia arriba las expectativas de inflación de largo plazo.

A pesar de todo lo anterior, el consumo subió en los meses de enero y febrero debido a que el mayor tipo de cambio y el sentimiento nacionalista de los mexicanos que desaprobaban la retórica de Trump, incentivó la compra de productos mexicanos, al mismo tiempo que desincentivó las importaciones. Con las exportaciones sucedió algo similar al resultar más baratas en el exterior con la subida del tipo cambio.
Por otro lado, la inversión disminuyó en enero (último dato disponible) como consecuencia de la incertidumbre y de la mayor tasa de interés. Al interior de la inversión la construcción, tanto la residencial como no residencial cayeron. Por su parte la maquinaria y equipo se incrementaron tanto la nacional como la importada. De lo anterior es posible deducir que las empresas siguen comprando maquinaria y equipo dentro de sus mismas instalaciones, sin hacer nuevas construcciones.

Así, el escenario ya no es tan pesimista y aunque aún existen riesgos para la economía mexicana, ahora es más probable que en el 2017 el crecimiento sea mayor al 2 por ciento.

La autora es economista en Jefe de Grupo Financiero BASE y profesora de economía en el Tec de Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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