Monterrey

Política económica y cierre de año en México

OPINIÓN. El cierre de año tradicionalmente se vincula a una burbuja del incremento observado en la actividad económica, producto de la época decembrina.

Estamos cerrando el año con otro incremento en la tasa de interés de referencia de la política monetaria en Estados Unidos. El pasado 13 de diciembre, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) elevó por tercera vez en el año su tasa de interés clave en 25 puntos base, para colocar dicha tasa entre 1.25 y 1.50 por ciento. Como se ha analizado en diversas ocasiones, este cambio de política monetaria de la FED va de la mano con el fin de la visión laxa en la provisión de liquidez en el mercado de crédito impulsada a partir de la grave crisis financiera de 2008.

¿Por qué este cambio en el vecino país debería ser parte de los indicadores de diagnóstico económico y financiero para México? Como ha sido el caso desde hace algunos años, Banco de México ha sincronizado su propio criterio de política monetaria a los cambios anunciados por EUA. El día de ayer jueves 14 de diciembre, el nuevo titular de Banxico, Alejandro Díaz de León, anunció un cambio equivalente al incrementar la tasa de referencia de la política monetaria mexicana a un 7.25 por ciento, buscando evitar así un ajuste abrupto en el tipo de cambio esperado y permitiendo controlar las expectativas de inflación en el país.

Al final de la columna anterior concluí señalando cómo nuestro país ha experimentado cambios importantes en los puestos claves de las dos instituciones rectoras en la política económica de México: SHCP y Banxico. La salida, entrada, y cambio de perfil de estas figuras de nuestra política económica, así como la relevancia de dichos cambios y la capacidad de nuestra economía para absorberlos en el breve tiempo que consecutivamente se realizaron, representaron más bien notas marginales cuando se comparaban con el espacio dedicado a los potenciales precandidatos presidenciales, no obstante la mayoría de las noticias vinculadas a estos últimos rondan en el espectro de la especulación y política económica sin fondo o sustento.

El cierre de año tradicionalmente se vincula a una burbuja del incremento observado en la actividad económica, producto de la época decembrina.

Este primer incremento en la demanda agregada por bienes y servicios va de la mano con presiones inflacionaria, ajustes en el tipo de cambio, e incremento en el uso del crédito por parte de los hogares lo cual presiona las tasas de interés a la alza; como consecuencia de los puntos anteriores, el inicio de año viene acompañado por la inercia en las tasas de interés y expectativas de inflación que, de la mano de la "resaca" en el gasto efectuado y la "obesidad" en los saldos de deuda producto del exceso en el uso de crédito, generan la explosión de la burbuja en la forma de "cuesta de enero".

Esta historia conocida tendrá nuevos elementos que presionará aún más la delicada línea de inicio del año nuevo. Por una parte, el incremento en la volatilidad internacional producto de los abruptos movimientos efectuados por el Presidente de EUA, Donald Trump, pondrán a prueba la capacidad del sistema financiero internacional para amortiguar los golpes de incertidumbre que se derive de cada nuevo exabrupto de su compleja agenda política. Por otra parte, también en el entorno internacional, el aviso y constante recordatorio de que los tiempos de "crédito barato" y "tasas cero" en EUA han terminado, y que las tasas de interés continuarán incrementándose en próximas fechas, de la mano con cambios en la regulación del sistema financiero, y cambios en la política fiscal que favorezcan la reducción en las tasas de impuestos de los estratos más altos.

Finalmente, para nuestro país, se avecina un año lleno de propuestas políticas económicas y sociales en donde el contenido de las mismas estarán más vinculados en atraer al "votante mediano" que en discutir la viabilidad de las mismas. Esta etapa en la cual la regla política de "prometer no empobrece" seguirá del incremento en la tensión de declaraciones entre los distintos candidatos, representarán incrementos en las presiones de incertidumbre interna, con los incrementos esperados en inflación y tasas de interés.

Por todo lo anterior, deseo que la prudencia en sus gastos y la planeación de sus finanzas personales sean su mejor herramienta para enfrentar exitosamente este año 2018.

El autor tiene un Doctorado en Economía en la Universidad de Chicago. Es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-CONACYT Nivel 1.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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