Monterrey

PEMEX: El gran obstáculo de la Reforma Energética

La ex paraestatal, hoy empresa productiva del Estado, ha puesto diferentes trabas tanto a sus competidores, como a sus clientes..

Dentro de algunos días se cumplen ya dos años desde que se liberaron los permisos a privados para la importación de Diésel y Gasolinas, sin embargo, no hemos visto el avance que hubiéramos esperado.

Más allá de lo que muchos pudiéramos pensar, la Reforma Energética nació con la finalidad de generar valor y transformar positivamente a todo un sector, que en los últimos años se ha visto rezagado y ha perdido competitividad por la falta de inversión, mantenimiento, innovación, y por supuesto, de corrupción.

Uno de los principales obstáculos que hace que la Reforma Energética no camine, se llama PEMEX, y es que la ex paraestatal, hoy empresa productiva del Estado, ha puesto diferentes trabas tanto a sus competidores, como a sus clientes.

Por ejemplo, para que un gasolinero de PEMEX pueda comprar a otro proveedor, tiene que pasar por un proceso llamado "Bandera Blanca". Dicho proceso no es otra cosa más que renunciar a su franquicia con PEMEX y abrir sus puertas a diferentes marcas y proveedores, incluyendo PEMEX, sin embargo, el temor infundado es que al momento de renunciar a ellos, no se les abastecerá más de combustible, en caso de necesitarlo.

Adicional a esto, PEMEX está promoviendo lo que en el mercado le llaman "Clúster", en donde a los gasolineros que decidan quedarse en la franquicia, se les ofrece un descuento adicional de alrededor de 50 centavos.

¿Cómo una empresa que opera de manera ineficiente y con pérdidas puede soportar otra adicional por los descuentos y facilidades que está otorgando? ¿Quién pagaría realmente dichas pérdidas?

Si analizamos rápidamente los estados financieros del tercer trimestre del 2017 de PEMEX, podemos ver que la producción interna del país ha disminuido y las importaciones apoyadas de su brazo comercial PMI van en aumento; en el periodo importaron un 16.8 por ciento más que en el año anterior para cubrir la demanda interna.

Su incremento en ingresos se debió principalmente al aumento de los precios en el mercado de los combustibles, y no realmente a un crecimiento en el volumen de ventas; su capacidad financiera se encuentra completamente mermada, el total de los activos apenas cubre el 60 por ciento del total de sus pasivos; es una empresa sobre apalancada cuyo capital es negativo debido a la pérdida acumulada y lo cual provoca que recurra a un financiamiento, cuyo costo es casi similar al total de su utilidad operativa.

Y podemos seguir, sin embargo, como todos sabemos, si PEMEX fuera una empresa privada, hace años que hubiera quebrado.

Lo anterior, dificulta que la esencia de la Reforma Energética pueda llevarse a cabo y se transfiera un beneficio hacia el consumidor final, no sólo en el precio, sino también en calidad y rendimiento, y que adicional a esto, se logre la seguridad energética que el país necesita.

Deberíamos preguntarnos ¿Por qué el gigante de 80 años quiere frenar el avance de la Reforma Energética? ¿Si no es negocio porqué desean seguir operando igual? Y tal vez la no menos importante. Si PEMEX no es negocio ¿Para quién/es sí lo está siendo?

El autor es Director de Estrategias Comerciales y Socio del Área de Hidrocarburos del Despacho Elizondo Cantú S.C. cvillarreal@elizondocantu.mx

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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