Monterrey

Nuevo León con el ingreso más alto y sin inversión pública

OPINIÓN. Habría que pensar en un giro de la inversión pública para priorizar la productividad y no el asistencialismo.

Esta semana el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) publicó las cifras de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) para el año 2016. En dicha encuesta destaca que el estado de Nuevo León presenta los ingresos más altos del país, 88 mil pesos trimestrales, seguido por la Ciudad de México con 71 mil pesos.

Ambos resultados se ubican muy por encima del promedio nacional, de 47 mil pesos trimestrales. En contraste, los estados de Chiapas y Guerrero presentan los ingresos más bajos del país, con 24 y 27 mil pesos trimestrales, respectivamente. ¿A qué se debe esta diferencia? A la productividad.

Nuevo León tiene una ventaja geográfica importante, la cercanía con los Estados Unidos, dada la importancia del comercio con el vecino país.

Más del 80 por ciento de las exportaciones nacionales se dirigen hacia los Estados Unidos. Sin embargo, Nuevo León no es la única entidad federativa que tiene frontera con el vecino país, de hecho, la frontera de Colombia es muy estrecha. Así, ¿qué otros factores han impulsado que en la entidad se generen mayores ingresos? Primero, la formalidad, la entidad de Nuevo León cuenta con la razón más alta de formalidad de empleos en el país (los empleos formales generan remuneraciones más altas). Segundo, su productividad, según las estadísticas del INEGI, la productividad en Nuevo León (medido en base al personal ocupado) se ha incrementado en 17 por ciento en un comparativo de casi 10 años.

Ello contrasta con un crecimiento nacional de solamente 3.7 por ciento.

La oferta de un excelente capital humano de universidades como el ITESM (que ya desplazó a la UNAM como la mejor universidad del país según la revista británica The Times), la UANL, y la UDEM, entre otras, preparan cada vez mejores profesionistas y satisfacen a la demanda de la industria local.

Otro factor relevante es la infraestructura que ofrece Nuevo León. Vías de comunicación rápidas hacia otras ciudades y hacia la frontera facilitan el intercambio comercial. Sin embargo, cabe destacar que mientras que la Ciudad de México presume más de 10 líneas de Metro y otras inversiones en transporte público, Nuevo León apenas comienza la construcción de la línea 3 del Metro. Es decir, existe un déficit muy grande en transporte público que limita el potencial de crecimiento y desarrollo de la entidad.

Según estadísticas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la asignación de recursos federales en infraestructura estatal para este año se redujo en más de 60 por ciento anual. Ello contrasta con las fuertes inversiones en el Estado de México y la CDMX donde actualmente se construyen el tren Toluca-México y el nuevo aeropuerto.

Si en este momento Nuevo León cuenta con un PIB per cápita de 15 mil dólares (8.6 mil dólares a nivel nacional), el incremento en obras de infraestructura pública podría potencializar la productividad en el estado, y por ende a su crecimiento y el de la nación.

Actualmente, la mayor parte del gasto público federal se destina hacia programas asistencialistas para combatir la pobreza (33 por ciento del gasto en desarrollo social se dirige hacia la protección social). Sin embargo, la pobreza nacional continúa en niveles similares desde hace 25 años (53 por ciento del total), cuando se creó la SEDESOL. Estados como Guerrero y Chiapas continúan siendo los más pobres y con menor productividad.

Habría que pensar en un giro de la inversión pública para priorizar la productividad y no el asistencialismo. Nuevo León es uno de los estados con mayor productividad y cuenta el índice de pobreza más bajo del país (23 por ciento).

El autor es el director general y fundador de GF GAMMA y catedrático en el ITESM campus Monterrey. Cuenta con un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera por la Universidad de Essex en el Reino Unido, y una Licenciatura en Economía por el ITESM (campus Monterrey).

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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