Monterrey

No quiero pensar en Alicia

No se necesitan más muertas, ni más mujeres agredidas. A cada instante se evidencian las injusticias pero se siguen esgrimiendo las mismas razones.

No quiero imaginar lo que pasó por su mente, no quiero nombrarla, no quiero que exista. Quiero terminar para siempre con este acecho permanente que acarrea el hecho de ser mujer. Recibió uno, dos, veinte golpes antes de dejarse ir. Alicia. La mataron por ser mujer, por despojarse del yugo patriarcal, por decidir ser autónoma, autosuficiente, autogestora de su futuro.

Simplistas y morbosas suenan las noticias de mujeres que día a día son agredidas. Un feminicidio más. Alicia. Una espiral de violencia que el sistema no detiene. Una muerte más que evidencia un problema social que sigue sin ser escuchado, sin ser entendido, sin ser atacado seriamente por cada autoridad responsable, sólo por ser mujer. Y porque algunas somos así, femeninas y liosas, combativas, mujeres rebeldes que nos despojamos de la sutileza, la dulzura y la prudencia para reclamar espacios, derechos, oportunidades. Alicia.

Dicen que el móvil fue ganar una pensión alimenticia para su hija, por tener el derecho de exigir la responsabilidad paterna. Podía tener la razón, el agravio fue hacerlo público. ¿Qué locura habita en la psique del macho que se encona en destruir a aquella que lo abandona? ¿Qué más da que sea violento, flojo, celoso, promiscuo o borracho o todos los atributos nocivos del machismo? ¿En qué momento tiene ella la culpa de buscar una vida mejor? Alicia.

Ya no sé cómo decirlo, se ha explicado en todas las formas posibles y no se atiende. Pero no puedo dejar de hablar de ella, de mí, de Mara, Alejandra, Carmen y de todas las mujeres que cada día padecen las injusticias del sistema. Años de peleas judiciales para que se le conceda a nuestros hijos los derechos que les regatea el padre; para que el sistema incorpore ese derecho nuestro de continuar la vida sin pareja, sin la doble carga de ser proveedoras únicas del hogar; independientes y autónomas a la par de los varones y en óptimas condiciones para la crianza.

Se ha dicho tanto para evidenciar este problema, ha tomado tantos años hacerlo público; estudios e investigaciones para sacar de lo privado el problema social de la violencia que acecha a cada mujer. Y sin embargo, Alicia.

¿Qué más se necesita? Hundirse en el último instante, entre golpes aferrarse a la vida para que los niños no la vean, no se asusten, no se enfrenten a la bestia egocéntrica del macho cegado por la afrenta de ser rechazado por ella, por ser ella, por ser mujer.

Más de dos mujeres son asesinadas cada día en México por rebelarse a su biología, por inconformarse al condicionamiento, por faltar a las cualidades inútiles de una princesa de cuentos.

Los machos regios no son los más, pero son muchos, llevan la delantera en feminicidios este 2018. Un motor irracional para demostrar su hombría les permite matar, locura social.

No se necesitan más muertas, ni más mujeres agredidas. A cada instante se evidencian las injusticias pero se siguen esgrimiendo las mismas razones. El sistema no aprende de nuestras víctimas, algo más nos tendremos que inventar.

No quiero pensar en Alicia, ya no quiero que exista. #NiUnaMenos #NoSinMujeres #VivasLibresNosQueremos

La autora es Consejera Electoral en el estado de Nuevo León y promotora del cambio culturaL a través de la Educación Cívica y la Participación Ciudadana.

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