Monterrey

Movimientos en el tablero político

Opinión. Lo que los actores políticos no han entendido, es que la clase media mexicana ve con especial preocupación que las bases del modelo de desarrollo nacional, construidas en el sexenio de Carlos Salinas; han entrado en una zona de incertidumbre, que pareciera, se ha agotado.

El ascenso de Trump como Presidente de los Estados Unidos ha generado, en la región de América del Norte, una serie de reacomodos internos en los gobiernos de Canadá y de México. En el primer caso, el Primer Ministro Justin Trudeau nombró a Christina Freeland, experta en
Rusia y con una vasta experiencia en medios de comunicación, lo que
le ha permitido desarrollar una amplia comprensión de la geopolítica
mundial.

En nuestro país, Luis Videgaray fue nombrado como titular de la Secretaria de Relaciones Exteriores con el objetivo principal de diseñar
una estrategia para defender el proyecto nacional de desarrollo basado
en el Tratado de Libre Comercio. Ya sabemos que durante su paso como Secretario de Hacienda, el gobierno de México incrementó sus niveles de deuda al grado de que las calificadoras internacionales han puesto nuestro grado de inversión en observación.

Como ciudadanos, desconocemos cuales son las cualidades y atributos
que hacen de Videgaray la persona ideal para asumir esta nueva responsabilidad que, sin lugar a dudas, es el reto internacional más importante que enfrenta México en los últimos cien años.

Por si fuera poco, por cuarta ocasión se nombra a un nuevo Embajador
en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, quien posee una gran experiencia en temas de comercio exterior y, por supuesto, relaciones
internacionales. Sin embargo, estas acciones delatan la falta de una visión clara y una estrategia definida para encarar con visión y valentía el reto que enfrentamos.

Lo que los actores políticos no han entendido, es que la clase media
mexicana ve con especial preocupación que las bases del modelo de
desarrollo nacional, construidas en el sexenio de Carlos Salinas; han entrado en una zona de incertidumbre, que pareciera, se ha agotado. Hoy, el TLCAN es nuestra principal fuente de inestabilidad y Pemex no tiene estrategias para terminar con el robo de gasolina ni con la corrupción en el sindicato.

En este contexto, el peso sigue su devaluación y solo hay que esperar
como va a reaccionar el mercado cambiario el viernes 20 de enero
durante la toma de posesión de Trump. La clase media y la ciudadanía
en general ven con hartazgo a las élites políticas que siguen viviendo
en el Olimpo cuando abajo, a nivel de piso, el salario no alcanza para vivir.

Por eso, ante el incremento de la gasolina, los neoloneses han salido
a las calles a protestar de forma continua desde que comenzó el 2017. Y aunque las nuevas medidas que anunció Jaime Rodríguez como la reducción de la tenencia en un 50 por ciento y la propuesta de reducir
el número de legisladores son bienvenidas, constituyen un parche que no tiene la capacidad de curar el cáncer que aqueja a nuestra entidad.

Hasta el día de hoy, el Gobernador no ha tenido la audacia de diseñar,
de forma conjunta con la sociedad civil, medidas para garantizar el respeto a los derechos humanos, la búsqueda de los desaparecidos por la guerra contra el narco y crear un modelo de desarrollo sostenible económico y social.

Los índices de contaminación del aire son alarmantes. Pero no solo respiramos partículas nocivas para la salud, también respiramos corrupción, ineficacia gubernamental y una grave falta de proyecto sostenible de comunidad a nivel estatal. Mientras, el tiempo sigue su curso.

* El autor es politólogo por el Tecnológico de Monterrey y candidato de la Maestría en Ciencia Política y Política Pública de la Universidad de Guelph.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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