Monterrey

M.O.

Seguro que ha oído ese término si es fan de las películas y programas de policías y ladrones, sólo que en esos programas la justicia siempre triunfa (o se termina la temporada). En la vida real, no es así.

M.O. se refiere a Modus Operandi, del latín que se traduce como la forma de obrar, de operar. También, "en criminalística, se usa para referirse a cómo actuó el delincuente en una o diversas ocasiones, así como para establecer una pauta de comportamiento en diversos delitos de una misma persona; en concreto, se refiere al modo de funcionamiento típico de un criminal, y a las maneras de reaccionar frente a tal o cual situación".

Seguro que ha oído ese término si es fan de las películas y programas de policías y ladrones, sólo que en esos programas la justicia siempre triunfa (o se termina la temporada). En la vida real, no es así.

Y hablando de la vida real y de cómo no se hace justicia y tampoco la temporada se acaba, el Modus Operandi de las corrientes trasnochadas es el mismo, aquí y en China. Bueno más bien la izquierda de aquí, la de Cuba, y en general la de cualquier país con dictador ya sea que se reconozca como tal o que le juegue al Tío Lolo cambiando su constitucioncita como si fueran calzones cada vez que los ensucia.

¿Cuál es ese modo de operar? No hay duda, es el siguiente:

Cero tolerancias. La eterna queja de cómo los de arriba, la mafia del poder y la manga del muerto, no les permiten llegar al poder, pero cuando ellos se hacen del poder jamás lo sueltan. Al menos, jamás por la vía democrática. Ahí está Cuba y Venezuela. Claro, cuando pueden decir lo que quieran cuando quieran y como quieran, eso no cuenta.

Cero congruencias. Si yo gano hay democracia, si pierdo entonces no la hay. Si gana el PRI entonces las elecciones están corrompidas, si gana "la oposición" entonces si hay democracia. No nos dejemos engañara por ese argumento. Tiene una pequeña falla: cuando estaba el PAN era lo mismo, ¡ah¡, pero si es el PRD en el ExDF, entonces puede estar más de 30 años y seguir siendo lo que el pueblo necesita.

Cero apego a la realidad. El pueblo me ama y lo defenderé de sus enemigos (sean reales o imaginarios). Y ahí va el pueblo creyendo que el origen de todos sus males está en (agarre aire): Peña Nieto, (Calderón en su momento y Fox en el suyo. Le digo que es un argumento falaz porque lo van cambiando según toque), el villano favorito que es Salinas de Gortari, el imperio yanqui y un gran etcétera. Jamás será la corrupción, el mantener a los vivales partidos políticos, el enorme gasto en plurinominales, la informalidad y el gasto en combate a la criminalidad, así como el mayor de todos: la ignorancia que fomentan y solapan.

Además, hay un par de pajaritos. El del de Venezuela, que le habló un pajarito (¿cómo, sigue en el poder una persona que escucha voces?) y el otro que cruza pantanos realmente llenos de estiércol (desde Bejarano hasta el de Tláhuac) y ni se ensucia, (ni se entera) y como siempre le apuesta a que la virgen le habla y ya.

Cero legalidad. Se alían con criminales con tal de hacerse del poder. Llega a ser tal la enfermiza obsesión por hacerse del poder que son capaces de todo y arrejuntarse con quien sea.

Como vemos su M.O. es el mismo y no nos extrañe que acabemos igual: como en Venezuela.

El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Empresas, en el IPADE. Se desempeñó como Director General de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA y tiene su Despacho asociado con Crowe Horwath para proporcionar asesoría en temas de Finanzas Corporativas.

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