Monterrey

Legisladores en Washington se debaten como en la Antigua Roma

OPINIÓN.

"Repudiaremos oficialmente el Obamacare y habrá uno nuevo y mejor –seguro de salud- para todos, habrá más salud y bienestar para todos", gritaba voz en cuello el entonces candidato Presidencial, que hoy tratando de cumplir muchas de sus promesas de campaña, sin importar el daño que pueda acarrear a la nación, propuso una iniciativa de Ley que al final tuvo que recular.

Así, Paul Ryan, el vocero de la Casa Blanca, y uno de los primeros en doblegarse en las elecciones ante el avance arrollante del candidato que al final triunfo, fue el encargado de pelear por la imposición de un Plan de Salud que quizás ni el mismo entendía, ya que una de sus novedades más importantes era que eliminaría la parte más fuerte y nociva de la carga de seguro de salud, que estaba en el cuidado médico de la población arriba de 55 años.

"El problema con el seguro de Salud de Obama, alegaba, es que los jóvenes pagan por una porción que es más que la población envejecida gasta, ese grupo consume el 60 por ciento del costo total del presupuesto para cuidados Médicos".

Es injusto decía, "que la porción de los que no usan el seguro, -los jóvenes-, sea gastada por otro grupo con más necesidad de cuidados"; así que donde está la novedad".

¿Cómo trabajan los seguros de automóviles, de vida, de salud o de lo que sea? Los seguros no son más que repartos de dinero bajo funciones matemáticas que son dictadas por el gasto total y dividido entre la población que forma el grupo.

La propuesta falló por dos razones: una, porque hubo un pacto entre un grupo de legisladores republicanos para actuar como bloque y así evitar que Trump "los acabe uno a uno", y que juraron, que ni aun con sus amenazas les haría traicionar ese pacto. Como en la antigua Roma, hoy legisladores y senadores tienen que reunirse en tenebra y proteger su futuro político; la democracia podría empezar a pasar de moda.

La segunda, porque la propuesta de salud de Ryan, era tan falta de fundamentación que solamente un 16 por ciento de la población, dijo aceptarlo. La negativa estaba apoyada por prácticamente todas las asociaciones de hospitales, de médicos y de seguros. Todos claman que se requiere ir a la propuesta inicial del Obamacare; rearmar las propuestas que los republicanos desmantelaron en el 2010 para aprobar hace siete años esta ley, que de haberse derogado hoy, habría dejado a más de 24 millones de personas sin seguro médico. Pero cuya propuesta original fue modificada y recortada en fondos en más del 60 por ciento.

En el colmo del cinismo, los republicanos de la Casa Blanca presentaron su proyecto y cuando fueron increpados, si los costos serían menores que los de Obamacare, reconocieron que no, que quizás al principio se irían al doble o al triple, pero con desfachatez hoy usual en la Casa Blanca, su encargado de Prensa dijo: "nosotros prometimos que habría buenos seguros para todos, no prometimos que sería barato o gratuito!"; "no sean tan negativos", expresó Sean Spicer.

Pero así, al continuar Obamacare para los republicanos siempre estará la opción de retirar fondos federales.

La semana pasada, la Casa Blanca solicitó recortes de otorgamientos de fondos federales a más de 62 agencias y organismos gubernamentales, estatales o municipales, incluso internacionales; muchas de ellas desaparecerán para el 2018, ya que de aprobarse el recorte se les privaría del 100 por ciento de su presupuesto federal, entre ellas la mayoría se ubican principalmente en los temas de desarrollo económico, control ambiental y salud.

El problema es mayúsculo, pero la primera victoria al mantener el Obamacare, infunde ánimos a los demócratas, a las familias de la clase media, a las minorías y a los grupos de promoción y ayuda social, para pensar que aún se está a tiempo de evitar cambios que erosionarían irremediablemente al país y sus habitantes.

¿Cómo lo ve usted estimado lector?

El autor es analista político en Texas, y experto en temas de la frontera México-Estados Unidos.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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