Monterrey

La Responsabilidad Social y la política

OPINIÓN. Existe un bajo nivel de responsabilidad social, o de poca confianza entre los agentes sociales y por ello hace necesario establecer múltiples candados, lo que en palabras llanas conocemos como un exceso de burocracia.

En este mes de noviembre de 2017 ya empieza el tema político a ser el preponderante por ser al menos por parte del PRI, la fecha en que se dará a conocer el nombre de su candidato presidencial, además el que ya existe por parte de Morena, siendo seguro que en diciembre o enero a más tardar se conozcan el resto de los candidatos para este cargo.

Además, hay que recordar, será también la renovación de la Cámaras de diputados y senadores; y en lo local, para la Cámara de diputados estatal y por si fuera poco también de los presidentes municipales.

No es la intención hablar de los pros y contras de los eventuales candidatos presidenciales y del resto de los funcionarios públicos a relevar, pero sí de la enorme responsabilidad social que tienen los actuales y futuros miembros de los congresos federales y estatales y por supuesto del futuro presidente. El percatarse de todas las repercusiones que actualmente tienen y eventualmente puedan llegar a tener las disposiciones que se aprueben.

Estoy consciente que nunca se tendrá una ley perfecta ya sea en este país o en otro cualquiera, pero si es importante que alguien que ocupa un puesto político, se percate que su primera y máxima responsabilidad es social.

Hasta ahora, mucho de lo que se habla y se dice de la responsabilidad social, está encaminado a la actividad de las empresas, pero poco o nada se dice en relación al papel de los gobiernos en cualesquiera de sus órdenes, ejecutivo, judicial, y del legislativo, ahora que viene el relevo en muchos de los cargos en los tres poderes.

Y uno de los temas reiterativos en las legislaciones, es el relacionado a establecer las condiciones necesarias para evitar la corrupción; es notable observar que mucho de lo que se discute es el cómo detener posibles actos delictuosos. En otras palabras, la desconfianza es uno de esos temas prioritarios y por lo tanto resulta muy costosa para toda la sociedad.

Y es posible observar también que dicha sociedad está dispuesta a pagar ese costo por el elevado nivel de desconfianza; dicho de otra manera, existe un bajo nivel de responsabilidad social, o de poca confianza entre los agentes sociales y por ello hace necesario establecer múltiples candados, lo que en palabras llanas conocemos como un exceso de burocracia.

Como contraparte, ese misma sociedad pide una ley que sea perfecta, sin saber lo que esto último signifique. Pero la multimencionada sociedad también tiene una enorme responsabilidad social, ya que a pesar de las fallas o deficiencias que pudiera tener cualquier legislación, necesita al menos ser socialmente responsable para que la pueda operar, sin ser necesario poner tantos candados para evitar la corrupción.

Dicho en otras palabras, mientras no existan a lo menos ciertos niveles de responsabilidad social en hacer las leyes por una parte y de cumplirlos por la otra, no habrá candados suficientes para evitar la corrupción, y por consiguiente no se lograrán los propósitos de la legislación que se elabore.

Y para lo antes mencionado se necesita tener confianza, algo que a nivel de sociedad hace mucha falta, y esta no se podrá generar mientras no se tenga y aplique la responsabilidad social entre todos los actores y miembros de la sociedad.

Seguiremos platicando …

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Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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