Monterrey

La inversión pública continúa decepcionando

OPINIÓN.

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) publicó esta semana las cifras para el año pasado sobre la demanda agregada, es decir, los componentes del Producto Interno Bruto (PIB).

Como se había publicado anteriormente, el PIB creció a una tasa anual real de 2.3 por ciento, siendo el consumo el principal motor de dicho crecimiento (contribuyó al incremento en 1.9 puntos porcentuales). Por otro lado, la inversión sólo contribuyó al crecimiento en 0.1 puntos porcentuales destacando una fuerte desaceleración de la inversión pública.

Dentro del componente de la inversión se observa un crecimiento de 0.4 por ciento real anual. Sin embargo, al interior de este indicador existen dos historias contrastantes. Por un lado, la inversión privada mostró un dinamismo favorable, expandiéndose 2.2 por ciento anual, destacando el crecimiento de la inversión en construcción (+2.8 por ciento), mientras la inversión en maquinaria y equipo aumentó 1.6 por ciento. Sin embargo, la inversión pública muestra un escenario completamente diferente.

La inversión pública cayó 9.2 por ciento anual. Al interior de dicho indicador la inversión en construcción se contrajo 9.3 por ciento anual mientras que la inversión en maquinaria y equipo disminuyó 8.6 por ciento. Lo anterior es el resultado de los fuertes recortes al gasto público que se han llevado a cabo por parte del gobierno federal.

Si bien es importante reducir el gasto público con el fin de reducir el déficit fiscal, cabe destacar que gran parte de este ajuste se está llevando a cabo a través de recortes a la inversión en infraestructura y obra pública. Si observamos las cifras publicadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) el año pasado, el gasto corriente aumentó 5.7 por ciento en términos reales y la mayor parte del ajuste provino de menor inversión física (-8.3 por ciento).

Para este año los datos no son alentadores. Los datos en enero indican que continúa esta tendencia. No sólo eso, sino que el gasto financiero del gobierno se ha disparado. En 2016 aumentó 12.7 por ciento real anual y en enero registra un aumento de 54.1 por ciento. Los aumentos de la tasa de interés y la desvalorización de la moneda han contribuido al encarecimiento del costo financiero del gobierno.

En un entorno donde se avecina una desaceleración económica es importante que el gobierno destine mayores recursos a la inversión. Una inflación que repunta (por el incremento de los precios de las gasolinas y el encarecimiento de las importaciones) disminuirá el dinamismo del consumo privado (que fue el motor de la economía el año pasado).

Además de ello, el aumento de la tasa de interés y la incertidumbre sobre las políticas proteccionistas en los Estados Unidos están limitando las decisiones de inversión privadas. La inversión pública debe salir al quite.

El autor es el director general y fundador de GF GAMMA y catedrático en el ITESM campus Monterrey. Cuenta con un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera por la Universidad de Essex en el Reino Unido, y una Licenciatura en Economía por el ITESM (campus Monterrey).

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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