Monterrey

La gran dependencia del gas y del petróleo

Es tan grande nuestra dependencia al petróleo que hasta gran parte de la ropa que lleva usted el día de hoy, o el dentífrico que utiliza en el día, el maquillaje que utilizan las mujeres y hasta gran parte de los medicamentos tienen derivados del petróleo.

Estimado lector, actualmente nos encontramos viviendo la revolución 4.0, en el que la tecnología realizará enlaces ciber-físicos a gran escala a nivel global. Esto se encuentra generando grandes cambios en los empleos, y nuestra sociedad se encuentra en un proceso de innovación y transformación.

Pero a pesar de la revolución tecnológica, nuestra dependencia al petróleo sigue siendo muy profunda.

¿Acaso ha pensado usted al día de hoy el rol que juega el petróleo en las comunidades en que vivimos?

Mucha gente cree que existen grandes reservas de petróleo y gas en el mundo, pero imaginemos que hoy se nos terminaran y pensemos cuáles serían los efectos directos en nuestra vida diaria.

Mire usted, si no tuviéramos petróleo, de entrada todo el sistema de transporte se detendría, no tendríamos automóviles, camiones, trenes, aviones, buques, ni en gran medida la energía eléctrica, que en México es generada en su mayor parte quemando combustóleo o gas natural, la industria y en nuestros hogares se quedarían sin energéticos. El agua que es bombeada hasta su hogar dejaría de llegar, ya que no se tendría electricidad para conducirla. No llegaría la comida a los supermercados, los congeladores y enfriadores dejarían de funcionar, los hospitales no tendrían las plantas eléctricas de emergencia en base a diésel, no podríamos viajar ni trasladarnos con la rapidez actual, ya que tendríamos que trasladarnos solamente en bicicletas, caballos, porque los pocos autos eléctricos que estarían operando en nuestro mercado sólo están diseñados en su mayoría para conectarse y cargarse a la red eléctrica, misma que se genera en base a la quema de petróleo. La comunicación se detendría ya que la tinta con la que se imprimen los periódicos es en base al petróleo, o aún si hablamos de los medios electrónicos o digitales no habría electricidad para realizar su operación, ni tampoco para la carga de los celulares, TV, Radios, ni computadoras.

En otras palabras, todos los procesos productivos se detendrían, ya que hasta para fundir acero se ocupan hornos que en la gran mayoría operan en base a los derivados del petróleo. Todas las importaciones y exportaciones se frenarían. Es tan grande nuestra dependencia al petróleo que hasta gran parte de la ropa que lleva usted el día de hoy, o el dentífrico que utiliza en el día, el maquillaje que utilizan las mujeres y hasta gran parte de los medicamentos tienen derivados del petróleo.

Existe una muy pequeña industria innovadora de energía alternativa que se encuentra en desarrollo y que esperemos gradualmente pueda tener crecimiento, pero la oferta que brinda actualmente es muy poca y no solventaría las grandes necesidades de nuestro país o del mundo.

Esto no es únicamente una cuestión de contaminación en la que ya tenemos impactos como el calentamiento global, existen asuntos importantes de mercado, que al existir un aumento global en la demanda por el crecimiento poblacional y las economías en desarrollo así como un gradual decremento en la oferta o producción, y tener esta gran dependencia podrían sufrir en el futuro las consecuencias de las posibles alzas en los precios internacionales.

Hoy además de crear tecnologías que no dependan del petróleo, debemos a la par minimizar el consumo energético, y podríamos ser eficientes como por ejemplo impulsando más los hogares inteligentes, consumiendo menos energía eléctrica para mantenerlos frescos o cálidos, o en el trasporte buscando el desarrollo urbano de una movilidad más consciente, o en la industria con procesos cada vez más eficientes que tengan una menor dependencia, reciclables y que no generen mermas.

Es muy importante que le gente, las universidades de Nuevo León y de México, el nuevo gobierno de AMLO y las empresas enfoquen parte de esta nueva revolución para orientar el rumbo que brinde una independencia gradual de este gran energético, EL PETROLEO, que durante los últimos 150 años ha hecho que nuestra sociedad se desarrolle, por ello, hay que ver a la nueva revolución 4.0 como una gran oportunidad de evolución y transformación.

Esto no solo minimizará los costos, sino que también nos ayudara a dejar a las próximas generaciones un planeta menos contaminado, dependiente de un solo energético y eficiente, para que genere desarrollos sustentables regionales, con mayores oportunidades económicas y menor pobreza para la nación.

¡Hasta la próxima!

El autor es CEO de Petroland, ex Director General de Franquicias de Pemex y constructor de Estaciones de Servicio (ES). Miembro del Petroleum Equipment Institute y del National Associaton of Convenience Stores (PEI/NACS) y Consultor en temas de Energía.

Opine usted: lgonzalez@petrolandmx.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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