Monterrey

La empresa social del siglo XXI

OPINIÓN. La historia nos enseña las transformaciones que se han presentado en las percepciones en diversos aspectos socioeconómicos; hace cien años por ejemplo la filosofía tayloriana era el gran paradigma; y en cambio ahora es vista como parte de un proceso en el cual la sociedad se encuentra ahora, y donde el ser humano ya no es una parte adicional de la máquina.

De manera paulatina, y posiblemente lenta para algunos, pero la realidad es que las empresas en general, ya sean pequeñas, medianas o grandes, van adquiriendo cada vez más una mayor conciencia sobre su responsabilidad social.

Y la afirmación anterior no está basada en ningún estudio ni algo parecido, sino en el ver como de manera anual se incrementa el número de empresas que buscan obtener algún reconocimiento o bien una certificación, sobre sus actividades tanto sustentables como de su labor socialmente responsable de manera específica; igualmente se observa un mayor número de congresos, reuniones anuales o con cualquier otro nombre encaminadas a revisar los diversos tópicos de la responsabilidad social, y esto es visto tanto en México como en América Latina en general, en diversos grados.

Además, viendo en retrospectiva, hace diez años todavía era visto el
tema como algo exótico, poco aplicable, e inclusive como una moda
que como tal, en algún tiempo pasaría a ser vista en el mejor de los casos como una efeméride en la historia del mundo empresarial.

Pero la realidad en al menos la pasada década vino a ser muy diferente
de algo solo ocasional o pasajero; y esto permite ver que la empresa,
esa entidad social tan especial, cada vez más deja de su perfil autista que por mucho la caracterizó en el siglo pasado, para convertirse en un actor social activo y no solamente un ente económico como fue visto durante prácticamente toda la centuria pasada.

Desde una perspectiva más amplia, esto posiblemente pueda ser explicado por la acción de la sociedad en general, que reclama y seguramente exige a la empresa cada vez más, una actitud proactiva en los problemas existentes, sin que pueda escudarse con la excusa de estar dedicada a las actividades de negocios y comerciales, como si éstos fueran ajenos a los diversos temas que son propios a cualquier comunidad de seres humanos.

Esta mayor conciencia social ya está siendo atendida por el sector
educativo por lo menos a nivel universitario, y no se diga de los aspectos ecológicos inmersos en todo lo relacionado a la sustentabilidad, los cuales desde nivel kínder son ya explicados y atendidos de diversas formas.

La historia nos enseña las transformaciones que se han presentado en
las percepciones en diversos aspectos socioeconómicos; hace cien años por ejemplo la filosofía tayloriana era el gran paradigma; y en cambio ahora es vista como parte de un proceso en el cual la sociedad se encuentra ahora, y donde el ser humano ya no es una parte adicional de la máquina.

Ahora es posible decir que la empresa se está volviendo humana en el sentido de que existe para atender el desarrollo social, y las utilidades y
recursos monetarios generados, son eso precisamente, recursos, medios para lograr las mejoras sociales necesarias, y con ello empezar a cumplir su responsabilidad social.

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Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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