Monterrey

Índice de maldad

OPINIÓN.

Hay un programa de televisión en el que un científico clasifica a criminales de acuerdo al grado de maldad que presentan en los crímenes que cometieron. Sin ser ningún experto en la materia, podríamos clasificar a nuestros propios criminales. Hay de todo.

Esta el crimen organizado dedicado a las crímenes de alto impacto. Con todo y los miles de muertos, "los de Calderón", más los de este sexenio, el narcotráfico no se acaba ¿cuántos se dedican a esa actividad?.

El tráfico de personas alcanza montos de ganancias sumamente importantes. Es todo un drama el tener que abandonar su familia, casa y país para que en el camino los sigan exprimiendo. No se vale.

Seguirían las bandas dedicadas al secuestro. No tiene nombre el privar de la libertad a una persona para darse lujos. El caso más reciente del menor secuestrado –y pagado su rescate- nos demuestra la bajeza y cobardía de estos criminales.

Otros están dedicados a la trata. Esclavizan personas, a veces menores de edad; pero tanta culpa tienen los tratantes como los clientes.
Luego tenemos a bandas criminales, por ejemplo los ladrones de combustibles que cuentan con el apoyo de poblaciones enteras. No hay región que se salve. Habría que ver cuanto pudieran bajar las gasolinas si unos cuantos no se aprovecharan de todos los que sí pagamos. No le roban al estado, nos roban a todos.

Seguirían los asaltantes digamos comunes. Abundan en el centro del país pero también vienen de "vacaciones"a otros lugares. Hasta extranjeros vienen y se aprovechan de la ineficacia de los órganos de seguridad.

Continuaríamos con los criminales de cuello blanco, ciberpiratas y demás.

Pero ahí no acaba la lista. Nos falta clasificar otros criminales que quizá deban de ir al principio. ¿Cómo dejar fuera a los gobernadores y presidentes municipales, aun a los que dicen que roban poquito? En cualquier otro país ya habría habido consecuencias para alguien que confiesa un acto ilegal. En México nos parece anecdótico.

Sigue la lista. En semanas pasadas salió a la luz las andanzas de Nico, el chofer de AMLO. En años pasados fue Bejarano con sus maletas y ligas.

Si sabía AMLO de las tropelías de sus allegados, ¿dónde quedo el cuento de la honestidad valiente? Si no sabia, ¿querríamos un presidente que no se entera de los robos que hacen los que le reportan a el? No acaba ahí. Ante las imputaciones de como sus grupos de choque chantajean con cortar el agua al pueblo que dizque tanto defiende, no pasó nada. Ni pasará. Eso es lo normal en México.

Ahora nos enteramos que la presidenta del PRD es dueña de un departamento de casi !un millón de dólares! Al mas puro estilo de la maestra. ¿Y los demás en el PRD? ¿sólo ella toma prestado ajeno? Los demás partidos se callan, porque les sobra cola que les pisen.

Pero ni se acongojan todos los criminales porque saben que no va a pasar nada. La impunidad rampante que tenemos en México casi esta peor que el crimen en si mismo.

Tonto uno que no se aprovecha de los demás, ya sea asaltando a mano armada o siendo presidente de un partido político. México esta inmerso entre el crimen y la corrupción, pero también en la impunidad. Si no salimos adelante es culpa de por nosotros mismos. Unos por criminales y otros porque no alzamos la voz lo suficiente.

El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Em- presas, en el IPADE. Se desempeñó como Director Gen- eral de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA y tiene su Despacho asociado con Crowe Horwath para proporcio- nar asesoría en temas de Finanzas Corporativas.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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