Monterrey

Graduación a la vida

OPINIÓN. Si deseamos una sociedad equitativamente próspera, aquellos a quienes la vida –o los padres, o la empresa o quien sea, da lo mismo- les otorgó más ventajas, adquieren la famosísima hipoteca social.

Estamos en época de graduaciones. Aparentemente se cierran ciclos pero prefiero verlo como que se abren nuevas etapas, especialmente cuando se trata de alumnos de post-grado como lo son los alumnos del OneMBA. Sin ánimo de mercadeo del programa, y además de felicitarlos, quisiera compartir un mensaje que les envíe a los alumnos que acaban de graduarse este fin de semana, un poco antes de su ceremonia de graduación.

"Pareciera que estás por terminar, la meta se ve cercana y que el juez de línea se está preparando y crees que saca la bandera a cuadros. No es así. Esta no es la meta. Realmente es la línea de salida.

Hoy tienes más conocimientos, más habilidades, una red de contactos literalmente de clase mundial. Acumulaste una serie de experiencias que te transformaron. Extendiste tu familia: la que ya tienes más tus hermanas y hermanos del OneMBA. Ganaste mucho en muchos aspectos pero así te costó: desde luego dinero pero lo más importante, invertiste lo más valioso que tienes que es tu tiempo.

Ahora te toca pagar. Sí, al haber invertido tu esfuerzo, tiempo y dinero adquiriste una deuda con la sociedad: Tú ya no serás el alumno, ahora serás el maestro. Tú ya no serás el espectador que pasivamente acepta lo bueno y se queja de lo malo. A ti van a acudir a quejarse en espera de que resuelvas los problemas y pronto. Estoy seguro que en poco tiempo, cada vez que se acerca diciembre y pienses en aguinaldos, bonos y demás, sea porque estás planeando los flujos de caja para pagarlos, no para recibirlos.

Ni modo. Eso te pasa porque no leíste la letra chiquita que no está escrita en un contrato inexistente al entrar al OneMBA. Sin embargo, eso no te exime de que, al cumplir con los requisitos necesarios, te dediques en cuerpo y alma a un propósito central de los egresados de este programa: En forma constante, crear prosperidad sustentable para la sociedad a través de la generación de fuentes de trabajo productivas y bien remuneradas.

Bienvenido a tu "nuevo trabajo".

En otra ocasión, un taxista comentaba: "pobres alumnos, van a salir de su carrera y no van a tener trabajo". No, le contesté, es al revés: no se trata de que busquen trabajo, se trata de que emprendan y den trabajo.
Si deseamos una sociedad equitativamente próspera, aquellos a quienes la vida –o los padres, o la empresa o quien sea, da lo mismo- les otorgó más ventajas, adquieren la famosísima hipoteca social.

Veamos unas cifras que vienen a colación del tema. En Nuevo León, al primer trimestre de este año, la población en edad de trabajar es de 3 millones 877 mil 614 personas. El 45 por ciento (1.7 millones) son empleados, casi el 9 por ciento (338 mil) trabajan por su cuenta y solamente 72 mil 574 o menos del 2 por ciento se caracterizan como empleadores. La población en edad de trabajar considerada como económicamente inactiva es de poco más de 1.5 millones. Hacen falta más, muchos más empleadores.

Si no queremos caer en las garras del populismo, (veamos cómo le está yendo a Venezuela y esperemos que no lleguen algún día a candidatear a presidente al otro Nicolás, el de apellido Molliendo) entonces tenemos que cambiar la mentalidad de "luchar por los derechos que el malvado gobierno nos ha arrebatado" a la mentalidad de cumplir con las obligaciones e ir un paso más allá: crear fuentes de trabajo productivo y bien remunerado. Nuestra vejez y nuestros herederos nos lo agradecerán.

* El autor es Doctor en Finanzas por la Universidad de Tulane; cuenta con la Maestría en Alta Dirección de Empresas, en el IPADE. Se desempeñó como Director General de entidades del área Internacional en Santander Serfin. Es Director del programa OneMBA y tiene su Despacho asociado con Crowe Horwath para proporcionar asesoría en temas de Finanzas Corporativas.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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