Monterrey

Gobierno gasta más en pago de deuda que en obras públicas

De cada peso que se paga en impuestos se destina más hacia pagar deuda pública que a obras públicas.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público publicó las cifras finales del ejercicio del gasto público de 2017. Resulta interesante que, si bien todo el año anterior se registró un ajuste al gasto público, la mayor parte de este recorte se dirigió hacia el capital productivo. Según las estadísticas de la SHCP el gasto corriente registró una disminución real anual de apenas 3.1 por ciento, contrastando con la caída en el gasto en capital de 37 por ciento en el mismo periodo. Este último refleja el gasto en obras públicas y productivas que impactan positivamente al bienestar de la población y a la actividad económica.

Resulta aún mas grave si comparamos el gasto físico en capital directo con el costo financiero del sector público. De enero a diciembre el gasto en inversión física directa se desplomó en un 33 por ciento real anual, aunque no todo fue homogéneo hacia las entidades federativas, algunas como el Estado de México recibió muchos más recursos de lo habitual por motivo de las elecciones estatales. Es decir, la inversión física directa en el país se ubicó en 323 mil millones de pesos, por debajo del costo financiero del gobierno que ascendió a 533 mil millones de pesos.

El ciclo de alza de tasas de interés aunado a la desvalorización de la moneda incrementó los costos financieros del sector público. Lo anterior implica que de cada peso que se paga en impuestos se destina más hacia pagar deuda pública que a obras públicas.

En el detalle del gasto programable (por su clasificación económica funcional) el principal rubro de mayor gasto fue el destinado hacia el desarrollo social (65 por ciento del total). Al interior de este rubro destaca que el gasto a protección social fue el que recibió más recursos (803 mil millones de pesos) por encima en el gasto en salud (543 mil millones de pesos) y en educación (687 mil millones de pesos). Si bien los programas de protección tienen el fin de reducir la pobreza recordemos que hace 25 años cuando se creó la SEDESOL existían 50 por ciento de pobres, hoy en día son 46 por ciento, según las últimas estadísticas de CONEVAL. Pareciera que este gasto resulta muy ineficiente.

Creo que el ejercicio del gasto público debe tomar un ritmo muy distinto al actual en el futuro. Está muy claro que la mayor parte del gasto se destina para programas sociales que en realidad no combaten sino contienen la pobreza y además se utilizan de manera discrecional, y en muchas ocasiones con fines electorales. Además, el gasto en obra pública resulta insuficiente. Por ejemplo, en la ciudad de Monterrey, con más de tres millones de habitantes, es urgente la construcción de 10 líneas de Metro o más, para solventar los problemas de movilidad y contaminación de la ciudad. Finalmente, el gobierno debiera dirigir mayores recursos hacia la educación de calidad y la inversión en tecnología. Países que lo hicieron y que hace 35 años eran más pobres que México ya presumen de ser desarrollados y con un bienestar social envidiable (ejemplo, Singapur y Corea del Sur).

Director general y fundador de GF GAMMA y catedrático en el ITESM campus Monterrey. Cuenta con un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera por la Universidad de Essex en el Reino Unido, y una Licenciatura en Economía por el ITESM (campus Monterrey). jgarzagg@gmail.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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