Monterrey

Encuestas, publicidad, y "memes": La Economía de la Información

OPINIÓN. Un fenómeno que actualmente se reconoce es que las noticias fluyen a una tasa que para una persona resulta imposible ordenar de una manera coherente todo cuanto recibe, ya no digamos poder discernir cuanto de esa información es útil, o resulta falsa.

Hace algunas semanas en esta columna se planteó la importancia de las expectativas de los diferentes participantes económicos sobre el entorno en el cual ellos interactúan, y cómo éstas modifican y determinan los resultados de manera anticipada como resultado de los ajustes que racionalmente hacen los agentes para prepararse a la situación esperada. Esto es, los consumidores, inversionistas, y productores adquieren y ponderan toda la información de la que disponen para tomar sus decisiones.

Con motivo de las recientes elecciones realizadas en distintos estados, y ante la crítica a los errores observados entre la medición realizada por las encuestas y los resultados finales, el tema que abordaré hoy es la importancia que tiene la información en el sistema económico, incluyendo aquellos nuevos medios de difusión basados en plataformas tecnológicas dentro del internet.

De acuerdo a la definición más aceptada, la información es un conjunto de datos que satisface cuatro condiciones: I) es preciso y oportuno, II) es específico y está organizado para un propósito, III) está presentado dentro de un contexto que le da sentido y relevancia, y IV) puede conducir a un aumento de la comprensión y la disminución de la incertidumbre.

Durante la primera mitad del siglo XX, las sociedades modernas tuvieron acceso a la información a través de los medios tradicionales impresos, así como en la radio y la televisión. Con el desarrollo de nuevas tecnologías de información, en particular a partir del auge y expansión del internet y la portabilidad en la comunicación, ha transformado el proceso de aprendizaje e internalización de la información de todos.

En la ciencia económica siempre se ha reconocido la importancia de la información y el papel que tienen los precios como señales que informan a los consumidores y productores sobre las condiciones del entorno económico a través del mercado. Sin embargo, desde la década de los 70s y a partir del trabajo de investigadores como George Akerlof, Michael Spence, y Joseph Stiglitz (Premios Nobel todos, compartido en 2001) la teoría de información asimétrica reconoció la importancia del acceso y conocimiento sobre el mercado, y cómo en casos donde algunos pocos tienen acceso a mejor información, estas asimetrías les favorecen, pero también puede colapsar el mercado.
Como resultado de lo anterior, se planteó el estudio de mecanismos de asignación diferenciados como contratos, subastas, y loterías, para solucionar decisiones de asignación y producción.

No obstante, un fenómeno que actualmente se reconoce es que las noticias fluyen a una tasa que para una persona resulta imposible ordenar de una manera coherente todo cuanto recibe, ya no digamos poder discernir cuanto de esa información es útil, o resulta falsa.

Un primer ejemplo de información es la publicidad, la cual desde un punto de vista elemental, genera valor al consumidor al brindarle de manera atractiva y oportuna todos los elementos que pudieran ser de interés para tomar una decisión con respecto a un bien y servicio en particular, reduciendo su costo de búsqueda, y dando así de manera indirecta, un mayor valor a su tiempo.

Otro ejemplo de información son los "memes" que circulan en internet. De acuerdo a la definición aceptada, éstos describe una idea o situación que puede ser manifestado usando una construcción multimedia en cualquier tipo de medio virtual, y éste se replica mediante internet de persona a persona hasta alcanzar una amplia difusión. Cada vez resulta más común el uso de memes como medio de denuncia social y debe debatirse su uso en la aplicación de la ley.

Por otra parte, resulta cada vez más común citar estudios de encuestas de opinión, generalmente realizados a través de encuestas, como fuentes de información confiable para elegir incluso el candidato de un partido político. Sin embargo, como se mencionó al inicio de la presente columna, ante los errores en medición observados es necesario recordar que todos estos estudios parten de una muestra que es limitada, y en el mejor de los casos, únicamente representativa en un estrato particular de población.

Finalmente, la medición de preferencias que se pueda recuperar de dichos estudios deben ser una herramienta complementaria a la toma de decisiones, pero resulta insuficiente para determinar la viabilidad de una política pública efectiva, ya que esta información carece de un estudio consensado de costos y beneficios, y cuya decisión y responsabilidad final recae justamente en las autoridades que usan estos medios para deslindarse del costo político de elegir lo correcto.

* Doctorado en Economía en la Universidad de Chicago. Es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la UANL y miembro del SNI-CONACYT Nivel 1.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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