Monterrey

El tipo de cambio a 19 pesos por dólar

OPINIÓN. Una caída del WTI a niveles de 20 dólares por barril podría llevar al tipo de cambio a un nivel de 20.30 pesos por dólar.

Nuevamente el tipo de cambio alcanza nuevos máximos históricos, tocando un nivel nunca antes visto de 18.9577 pesos por dólar, aunque a diferencia de las primeras semanas del año el peso se encuentra solo.

Desde el cierre de la semana del 5 de febrero al 10 de febrero, el peso se coloca como la divisa más depreciada entre los principales cruces frente al dólar, registrando una caída superior a 2.3 por ciento y también como la divisa más depreciada entre las monedas de economías emergentes, por adelante del peso colombiano que ha perdido 1.72 por ciento y del rublo ruso que se deprecio 1.31 por ciento, a pesar de que las finanzas públicas de Rusia están más estrechamente relacionadas a los precios del petróleo.

Las depreciaciones se dan a pesar de que el siguiente incremento a la tasa de referencia de la Reserva Federal se ve más distante, luego de que Janet Yellen comentara que los riesgos a la baja para el crecimiento de Estados Unidos se han acentuado, como consecuencia de la inestabilidad financiera del exterior, en donde los bajos precios del petróleo, el dólar fortalecido y la débil demanda externa representan un riesgo para las exportaciones estadounidenses.

La extrema sensibilidad del peso y las fuertes pérdidas de las últimas sesiones se pueden explicar por tres factores:

En primer lugar, el peso es la divisa más operada de América Latina, región que se acuerdo al Banco Mundial está proyectada para crecer cerca del cero por ciento durante el 2016, principalmente por la caída de Brasil. Entonces, a pesar de que las expectativas de crecimiento de México no se han visto seriamente afectadas y de que las autoridades se muestran dispuestas a reducir los riesgos para las finanzas públicas, el peso por ser una divisa muy liquida y operada las 24 horas del día representa una oportunidad para especular en contra de otras economías emergentes.

En el muy corto plazo el tipo de cambio se mueve en base a expectativas y especulación. Durante las últimas sesiones las autoridades monetarias y fiscales de México han hecho referencia a los riesgos que representan los bajos precios del petróleo para los ingresos del sector público. Es por esto que incluso medidas responsables como recortes al gasto púbico, para el mercado implican el reconocimiento de la autoridad de que las condiciones financieras provenientes del exterior podrían tener un efecto sobre el crecimiento real de México, abriendo la puerta a la especulación adicional en contra del peso y a favor del dólar.

La relación inversa entre el tipo de cambio y los precios del petróleo continúa siendo elevada. Haciendo un análisis econométrico, una caída del WTI a niveles de 20 dólares por barril podría llevar al tipo de cambio a un nivel de 20.30 pesos por dólar, escenario que podría hacerse una realidad en la primera mitad del año si siguen publicándose datos a favor del desbalance entre oferta y demanda de petróleo. La aversión al riesgo también juega un rol clave en la cotización del peso, por lo cual la debilidad en los mercados de capitales en Estados Unidos representa un factor a favor de nuevos máximos para el tipo de cambio.

Es importante agregar que aunque es menos probable que la Reserva Federal suba su tasa de referencia en el mediano plazo, se espera que Banxico siga de cerca las presiones inflacionarias derivadas de un efecto de traspaso del tipo de cambio a niveles de precios, por lo cual es factible que suba su tasa de referencia aunque que la Fed se demore más tiempo para dicho movimiento. Hacia adelante la posibilidad de nuevos máximos históricos para el tipo de cambio se mantiene presente, en un año que estará marcado por la desaceleración económica de los países emergentes, la aversión al riesgo y la posibilidad de salidas de capitales hacia activos que se consideren más seguros.

* Economista en Jefe de Grupo Financiero BASE y profesora de economía en el Tec de Monterrey.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: