Monterrey

El proceso contra Medina, Antígona y las redes sociales

OPINIÓN. Funcionarios y políticos en su afán de manejar más a su antojo a las “masas”, se lanzan acusaciones e inician procesos, no con afán de justicia verdadera sino que bajo el pretexto de castigar a funcionarios del pasado ganan capital político y logran “momentum” para aquellos que quieren favorecer.

En el 2015, al día siguiente de las votaciones para Gobernador en Nuevo León, cuando ganó el actual gobernador a quien apodan El Bronco, estuve en Monterrey y con todas las personas con que me entreviste de esa localidad, hubieran o no votado por este funcionario, denotaban un dejo de esperanza, optimismo y renovación.

Me mostré escéptico, pero en el fondo al escuchar éstas, para mi cándidas declaraciones, realmente deseaba que México al fin encontrara un líder sincero y no acomodaticio, con ansia de poder y de portar la banda presidencial, el cual parece no haber nacido en nuestra tierra desde hace más de un siglo.

De inmediato el recién electo gobernador –aun estando yo en Monterrey,-declaró que llamaría a cuentas y perseguiría al saliente Gobernador – Rodrigo Medina-, "todo el peso de la justicia caiga quien caiga", que si no fue lo que dijo puntualmente es la frase favorita de los políticos en esos casos, resonó con voz ronca por todo el estado.

Mi reacción sabiendo que se trata de una tarea monumental gobernar, pensé: ¿para qué pierde el tiempo y trata de hacer la guerra a los anteriores? ¿Para qué mover el aparato judicial y remover la cloaca?
Así que también elabore una pregunta a académicos, empresarios y representantes de instituciones: ¿No sería mejor dejar las cosas como están? "borrón y cuenta nueva" les preguntaba yo; todos se mostraron papistas o inocentes, el que menos alegaba situaciones éticas,
arguyendo que sería un mal ejemplo, etc.; informalmente entrevistados para obtener respuestas más directas que elaboradas, en algunos casos casi vislumbre subjetivamente un deseo de castigo y de venganza contra el gobierno, destello de intelecto que todos los mexicanos llevamos como atavismo, pero que casi nunca aflora en forma de justicia.

Hoy permítame amigo lector preguntarle: ¿Cuántos políticos a nivel secretario de Estado o Gobernador en los últimos 50 años han pagado con cárcel por delitos de peculado y abuso de poder? Recuerdo algunos altos funcionarios que han sido apresados en otros países y mágicamente liberados o que han pagado con cárcel, como Villanueva de Quintana Roo, pero por delitos relacionados con drogas, o quizás si encuentra usted alguno, recuérdemelo por favor porque yo creo que si castigaran los delitos de abuso de poder y peculado de gobernadores, no habría ninguno de ellos que pudiera cerrar la reja por fuera.

Ayer, el casi flamante gobernador de Nuevo León soltó la bomba: ¡Cárcel a Medina! Gritaron muchos políticos y verdugos faltando solo unas horas para procesos electorales en muchas partes del país.

El ex gobernador de Nuevo León debe de ser considerado muerto "y su cadáver insepulto será testigo del castigo que infringirá a los que se atrevan a desobedecer las órdenes del Rey", tal como sucedió en Antígona la tragedia griega de Sófocles.

Pero también es el caso que como en las tragedias griegas que se representaban hace 15 ó 20 siglos para el deleite del pueblo y que llevaban un mensaje subjetivo; el público mismo que acudía a los teatros helénicos, al ver a todos los personajes actuar sabían por qué Antígona lo hacía, sabían lo que los personajes le decían al público al representar su papel y en ello consistía la ironía de las tragedias griegas, que el público sabia más que lo que los personajes mismos sabían y trataban de representar.

Así, funcionarios y políticos en su afán de manejar más a su antojo a las "masas", se lanzan acusaciones e inician procesos, no con afán de justicia verdadera sino que bajo el pretexto de castigar a funcionarios del pasado ganan capital político y logran "momentum" para aquellos que quieren favorecer; pero como en las tragedias griegas, sabemos cómo el público de entonces, más que los actores; sabemos que al final esto se revertirá en daño para México, en daño para los políticos que se sueñan con la banda presidencial en una mano y con la brida en la otra, pero más que nada sabemos que dañará al pueblo, que sigue siendo manejado en forma despreciable como "masas", engañándoles día a día, minuto a minuto, bajo el pretexto de la comunicación "directa y amigable" en los mensajes de las "redes sociales".

* El autor es analista político en Texas, y experto en temas de la frontera México-EstadosUnidos.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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